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Nuestra América

Mapuche vs. depredación

Los mapuche denominan Wallmapu a su territorio ancestral, aquel que considera la cordillera de los Andes como un paso, y contiene zonas que hoy pertenecen a los estados de Chile y Argentina. Puelmapu, la tierra del este. Ngulumapu, la del oeste. El küme mongen (el buen vivir ancestral). Pese al complejo escenario actual, avanza desde centenares de comunidades contra un estado y su modelo de desarrollo depredador. Se recuperan territorios; se cultiva de un modo sustentable; se crean ferias y circuitos económicos; se tejen redes de apoyo. Se construye otra producción más solidaria, con la naturaleza y los habitantes de este planeta.

Mientras el atestado bus avanza por la carretera, en los audífonos suena el mp3 con el hip hop campestre mapun de Chicha con Harina. El rapero proviene de Lolén Bajo, en la zona rural de Freire, una comuna al sur de Temuko, de fuerte presencia mapuche. El tema se llama "La Magia del Sur" e ironiza con el eslogan de una conocida marca de productos lácteos, que se caracteriza por sus bucólicas escenas ganaderas. Pero el rapeo de Chicha con Harina declara otras cuestiones. Cuenta de autopistas concesionadas a empresas extranjeras, peces muertos por deshechos industriales, ríos intervenidos en su caudal por centrales hidroeléctricas; habla de plantaciones de pino insigne que dejan sedienta la tierra y de los miles que deben dejar sus predios para marcharse a la warria (ciudad) en busca de un futuro que, ciertamente, deparará muchos sacrificios y, quizás, caminos sin salida. Esta "Magia del Sur" de Chicha con Harina es, más bien, una postal sonora del Ngulumapu/sur chileno en la era del extractivismo.

El pueblo de Freire, cabecera de la comuna, a un costado de la carretera Panamericana, también tiene su historia. El perjuicio se arrastra de añares. Antes de que se instalara allí un fuerte militar, en 1862, los mapuche conocían el sitio como Rukañanco (Piedra del Águila). "Los dos millones de hectáreas de bosques nativos existentes en aquel entonces hicieron que se conociera esta zona como 'La California de la madera'. Pero aquella fortuna vegetal pronto desapareció transformada en vigas, tablas, muebles de lujo o simplemente en cenizas. El fuego alzado que los hombres del progreso usaban para allanar terrenos, vaporizó vertientes y quemó torcazas y coipos", anota el poeta Jaime Luis Huenún, en su texto "Reducciones".

El bus avanza por la carretera, repleto, caliente e inquieto. Atravesamos un pedazo de este territorio que habla en gritos o susurros, para quien quiera escuchar y entender.


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Atardece en Curarrehue.

El pueblo es una menuda mancha de casas de madera, de uno y dos pisos, contorneada por cerros cubiertos de lengas, ñires y algunos pewenes (araucarias). Lo atraviesa la ruta que luego lleva a la Argentina y que parece copiar el trazado del cercano río Trankura.

Curarrehue es Kura rewe. La piedra altar. El paso cordillerano que, ya hace siglos, los mapuche usaron para transportar ganado a Puelmapu. Sin embargo, quienes viven aquí hace tiempo, cuentan que eran originarios de valles más hacia el oeste. Cuando las tropas chilenas ocuparon dichos territorios, a fines del siglo xix, los mapuche fueron forzados a emigrar hasta estos parajes. Es la historia de Lloftunekul, por ejemplo, lonko cuyo clan debió huir allende Los Andes y luego retornó, a inicios del siglo xx, a las delgadas planicies cerca del Trankura. Como para oficializar el despojo, el Estado chileno le entregó un título de propiedad.

Hoy sus descendientes, en la comunidad Camilo Coñoequir-Lloftunekul defienden su lugar contra nuevos invasores. "El paradigma de riqueza del siglo xix se vinculaba con el latifundio, entonces se ocuparon grandes extensiones para incentivar la agricultura. A fines del siglo pasado e inicios de este, la riqueza se ve desde otra perspectiva: estas comunidades viven en los lugares de mayor abundancia de agua. Entonces tenemos lo que se ha llamado 'un nuevo proceso de usurpación'. Los proyectos hidroeléctricos coinciden en los territorios donde el Estado radicó al pueblo mapuche", cuenta Hernando Silva, abogado del Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas. En los últimos años, esta ONG ha desarrollado diversas defensas jurídicas para las comunidades sitiadas por empresas energéticas, forestales o de producción de salmones. Es decir, algunos de los productos titulares de la exportación chilena...


(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada)

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Autor

Felipe Montalva