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Sin frontera

Podemos. ¿De la ilusión al desengaño?

La profunda crisis económica que amenaza con devastar España desnudó una casta política corrupta e incapaz de generar cambios desde los márgenes del capitalismo. Podemos irrumpió en ese contexto como una saludable brisa de aire fresco, pero cuanto más crece en intención de voto, más modera su discurso. De frente a una histórica oportunidad, Podemos se debate entre elegir el camino de un capitalismo “con rostro humano” o afrontar los cambios necesarios con una receta de izquierda.

Es Podemos una organización que podría cambiar de forma radical España, o con el paso del tiempo se convertirá en un partido político que deambulará dentro de los márgenes del sistema, posicionándose como la vertiente capitalista que permita contener el descontento social?

Los interrogantes sobre la organización surgida al calor de las manifestaciones del 15-M se van sumando con el correr de los días, sobre todo luego de algunos hechos y declaraciones vertidas por Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero e Iñigo Errejón, sus tres máximos referentes.

La situación de España es crítica y los profundos ajustes aplicados por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Popular (PP), al ternados en el gobierno, no se han detenido. Frente a esto, Podemos inició un camino de crítica directa a la partidocracia, acusó por la debacle a la "casta" que gobierna al Estado español y comenzó camino ascendente en la carrera legislativa que lo tendrá como actor principal en las próximas elecciones generales, el 20 de diciembre de este año.

Según las cifras oficiales divulgadas en marzo, 4,5 millones de personas se encuentran sin empleo en España. El reporte, confeccionado por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, confirmó que en el mismo mes se mantuvo la tendencia al aumento de contratos temporales, algo que favorece el trabajo precario. Con una recuperación de puestos laborales insuficiente, y sumada a los cientos de casos de desahucios y al cumplimiento por parte del Ejecutivo español de las directivas de ajuste de la Troika, el terreno de las protestas y movilizaciones se convirtió en suelo fértil para Podemos.

Fundada en enero de 2014, la organización se presentó sin base social propia ni un programa ideológico definido, aunque desde el principio se emparentó con procesos progresistas y hasta tendió fuertes lazos con las experiencias de Venezuela, Grecia y la Argentina. Encabezado por los académicos Iglesias, Errejón y Monedero, los dardos de la nueva agrupación fueron directo al presidente y líder del PP, Mariano Rajoy.

Con el transcurso del tiempo, Podemos fue abriéndose paso en la política, aunque viejos militantes de la izquierda española (como también de la izquierda abertzale) advirtieron la existencia de similitudes entre la nueva agrupación encabezada por Iglesias y el PSOE de la década de 1980, que pasó de prometer su salida de la Alianza del Atlántico Norte (OTAN) a conformar los GAL, grupos parapoliciales que enlutaron de sangre al gobierno de Felipe González.

Es real que Podemos aparece en el panorama español como una corriente de aire puro, que supo canalizar la furia de muchas personas que se sumaron a las masivas protestas contra el gobierno del PP. Pero a su vez, la necesidad de crecer y obtener triunfos electorales lo llevaron a generar polémicas y recibir críticas. De todas ellas, se pueden enumerar las siguientes:

-En marzo de este año, Sergio Pascual, secretario de Organización de Podemos, declaró que "no es momento" para abrir un debate sobre la monarquía. "No creo que interese en absoluto a la ciudadanía española", afirmó. Pascual reconoció que dentro de la organización no hay debates ni posición tomada sobre el poder monárquico que rige en el país y que fue duramente cuestionado en el último tiempo, principalmente por el nivel de gastos suntuosos que le cuesta al Estado, teniendo en cuenta la crisis financiera que golpea al pueblo español. A principios de marzo se conoció que Iglesias se reunirá con el rey Felipe VII. En una entrevista a la agencia Reuters, Iglesias indicó que Felipe VII "tiene una enorme simpatía por parte de los ciudadanos españoles", por eso sería "bueno para la democracia que sea jefe de Estado, no por razones hereditarias sino porque los españoles le han votado". Confrontar con la monarquía española no es sólo cuestionar el statu quo de una clase medieval, sino meterse de lleno con la impunidad que vive España con respecto a los crímenes cometidos por la dictadura de Francisco Franco...


(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada)

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Autor

Leandro Albani