Buscar

Entrevista

Víctor Casaus: "La esperanza nos ofrece sus destellos"

Es poeta, cineasta, periodista: Víctor Casaus, uno de los principales referentes intelectuales de Cuba y director del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau -esa usina de proyectos en La Habana, que da impulso a trovadores, poetas y activistas culturales- llegó a la Argentina a fines de junio. Con una comitiva de artistas, trovadores y otras voces cubanas, han promovido conferencias, exposiciones, poesía y debates por varias provincias (cierran el 11 de agosto en Buenos Aires, el 15 y 16 en La Plata). Desde La Habana Vieja, en vísperas del viaje, Casaus abrió sus memorias, pasiones y anhelos en un diálogo sin distancias con Sudestada.

Víctor Casaus no sabe caminar solo. Nunca pudo, ni lo intentó, dar pasos en el aire sin mirar atrás, hacia otros y con otros: hacedor cultural, cineasta y poeta clave de la generación cubana de los 60, aquella que tomó por asalto la literatura y las artes visuales (otros, a la par, la guitarra) para dar testimonio sin burocratismos, en un gesto colectivo y –no sólo– romántico: pasional y sostenido. Que aún promueve debates, y voces permanentes, como "poéticas para estos tiempos y los que vendrán", dice él.

Que además de oírlas es parte de ellas desde un punto definido de La Habana: el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, en Calle de la Muralla 63, entre Oficios e Inquisidor, desde donde caminan ideas y propuestas; donde se gestaron y se planean espacios y convocatorias para la difusión de la memoria, la historia oral, las creaciones de la trova, las artes plásticas y digitales…

La enumeración, más bien distante, alude a una vida (es del 44) y, más cerca en el tiempo, a aquella idea cultural que se volvió práctica cotidiana allá por el 96 (Casaus fundó y dirige el Centro) con Pablo como voz e imagen nítida: el puertorriqueño que se edificó como un nombre central del periodismo cubano y murió en combate, en la Guerra Civil Española, en el 36.

Pablo, experiencia y huella, prosa testimonial, distinguida y militante: hay un continente y una poética en la palabra fuerte de Pablo, sabe Víctor Casaus, quien alguna vez habló de él –para aprender a oírlo– en el film Pablo, del 78 o en el libro Pablo: con el filo de la hoja, del 83. Dos, apenas, entre muchos proyectos, o los documentales que no logra nombrar una lista arbitraria: Con Maiacovsky en Moscú (1976), Un silbido en la niebla (1977), Vamos a caminar por Casa (1980), Granada, pequeño país, gran revolución (1980), Que levante la mano la guitarra (1983).

Casaus, con tantas vivencias consigo, no ha sabido dar pasos por su cuenta, por la calle solo: allá por el 84 conoció a la joven argentina María Santucho, la sobrina del líder del ERP exiliada en la Isla; hicieron proyectos cinematográficos juntos hasta que abrieron aquel Centro en un barrio especial: "En la Habana Vieja, el centro histórico de la capital, donde se desarrolla un intenso programa de remodelación urbanística dirigido por el historiador Eusebio Leal Spengler", decía Casaus, hace más de un mes, durante un largo diálogo vía email con Sudestada. "Esa labor incluye el programa cultural que realizan las casas e instituciones de la Oficina del Historiador. Nuestro Centro, una institución cultural independiente, ha recibido el apoyo de esa Oficina, así como del Ministerio de Cultura y la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC)".

En 2008, cumplió diez años uno de los tantos proyectos del Centro: el espacio A guitarra limpia, pensado para la confluencia y difusión –aun en otros países– de trovadores de diversos orígenes y regiones de la Isla. Todavía comentan en La Habana Vieja la fiesta del aniversario, aquel 22 de noviembre, que, luego de varias actividades, cerró cantando Silvio Rodríguez. "En estos años –contó Casaus–, A guitarra limpia ha sido un elemento aglutinador de empeños: trovadores y trovadoras de todas las generaciones y tendencias han participado en más de 90 conciertos, y sus canciones han sido recogidas en más de 50 casetes y CDs producidos por el sello discográfico del Centro Pablo".

El Centro está aquí

El poeta dejó el teclado y repasó sus palabras. Detrás, a oscuras, las amplias salas del Centro, la puerta entreabierta: en el patio, piedra y mosaicos hasta el escenario, el aroma sin frío de las yagrumas; las palmeras contra la pared alta y, del otro lado, las calles barrocas, sin carteles de publicidad, en la madrugada de La Habana Vieja. "Aquí te envío las respuestas –cerró tecleando–. Decidí dedicarles todo este sábado porque la semana entrará complicada de cosas, y ya más cerca del viaje del que te he contado. Y mañana (hoy, son las 2 AM) domingo es el día de los padres".

Unas noches después, ya estaba de viaje y no iba solo: con una comitiva de artistas, trovadores y poetas, llegaron el 30 de junio a la Argentina para un plan de conferencias, exposiciones y difusión viva de cantautores de la Isla. El programa incluyó charlas sobre arte digital, joven trova, discos de A guitarra limpia, lectura de poemas –sus poemas, en tren de presentar una antología personal– y relatos, claro, de la experiencia del Centro. Visitaron Rosario (el 5 de julio), Córdoba, Santiago del Estero; el 24 de julio pasaron a Salta, luego Tucumán, y volvieron a Buenos Aires para cerrar la gira: para presentarse, el 11 de agosto, en el Centro Cultural de la Cooperación, y los días 15 y 16 en La Plata, en el Galpón de Encomiendas y Equipajes del Grupo La Grieta (calles 18 y 71).

Tal vez ahora, atenuando el furor de la visita, Casaus ande por alguna calle porteña, de paseo con otros, compartiendo ideas y experiencias, o se imagine por fin en La Habana Vieja, poetizando, programando, filmando, debatiendo…

¿Alcanza el tiempo para tantas actividades?

–Diría que a duras penas, pero la combinación de adjetivo y sustantivo negarían la alegría –a veces angustiosa, sí, pero alegría– que subyace. Y los esfuerzos por alcanzarla, entre muchos, son claves… Por una parte, esas acciones paralelas, esos sueños y trabajos cotidianos no han respondido a ninguna planificación previa: fueron aportados, con sus imprevistos y su desorden inicial, por la vida misma. En ellos se mezclan los propósitos personales (el cine, escritura en periódicos, la poesía) con la gestión cultural, la dirección del Centro Pablo que comparto con María Santucho, su coordinadora, y con un puñado de amigos que se han ido incorporando a lo largo del tiempo...


(La nota completa en la edición gráfica)

Comentarios

Autor

Patricio Féminis