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Editorial

Unidad y divergencia

Alguna vez dijimos que el pasado es, todavía hoy, un campo de batalla. Allí, en ese escenario de memorias y recuerdos entrelazados, se despliegan las fuerzas de vencedores y vencidos. En ese universo de hechos y personajes que forjan nuestro presente, la batalla (desigual, silenciada) continúa. La historia es mercancía. Es propiedad privada, pero también botín de guerra. Los vencedores hacen de la historia su patrimonio, su legado para las futuras generaciones. El pasado termina signado por las versiones oficiales de aquellos que se imponen por la fuerza y dictan sentencia sobre lo que podemos recordar.

Lo demás es olvido. Lo demás es mentira.

Pero la historia también es una construcción imperfecta, y la memoria, el signo beligerante de esa batalla inacabada, en la que se enfrentan verdades y mentiras teñidas de sangre y olvido. De allí el valor que nosotros encontramos en revisar hechos históricos, en intentar comprender el trabajo de personajes y organizaciones que, años atrás, dejaron su huella. Lo que siguió fue propaganda de los vencedores, después, indiferencia y, más tarde, el olvido más perfecto. Recorrer los perfiles de luchadores, de artistas, de momentos clave, nos permite comprender mejor el presente y, también, articular una respuesta ante la coyuntura con fundamentos más sólidos. No hay capricho: hay una necesidad de conocer, de investigar, de recuperar con humildad, pero con la certeza de estar escribiendo sobre aquello que nos inquieta. Más que narradores y periodistas, los que hacemos Sudestada nos reconocemos lectores y observadores. Desde este lugar, intentamos que el recorte de nuestra mirada evite el sectarismo y contemple que hay opiniones cruzadas, ideas divergentes, que mejoran la revista y también nos ayudan a comprender lo que está pasando.

Resultan curiosas las apelaciones a la "unidad" que, cada tanto, escuchamos o leemos por allí. Lo interesante, sobre todo, es que uno sospecha que la clave para un trabajo unitario debe ser la convivencia de ideas diferentes. En la articulación, precisamente, de conceptos disímiles en cuestiones importantes respira la traba que, en general, impide cualquier proyecto conjunto. ¿Es posible pensar en un trabajo político que contemple integrar personas con un universo de ideas que no es el propio? ¿Hay espacio para el que no piensa como uno o acaso sólo nos interesa avanzar con los que piensan como nosotros (es decir, muy pocos)? Si bien existe siempre una lógica base de acuerdo, una serie de objetivos en común y una lectura de la realidad compartida, la pregunta es hasta dónde cada quien es capaz de conceder en la divergencia.

La frontera entre la amplitud exagerada y el pastiche desarticulado es tan delgada como la que separa la firmeza ideológica del sectarismo más rancio. En busca de ese complejo equilibrio, andamos desde nuestra primera edición, buscando articular y sacarle el jugo a nuestras propias diferencias, hurgando en nuestras dudas y defendiendo nuestros principios aunque cueste, quedando solos a veces y otras, conociendo entrañables amigos en la ruta. En eso estamos.

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El colectivo de Revista Sudestada esta integrado por Ignacio Portela, Hugo Montero, Walter Marini, Leandro Albani, Martín Latorraca, Pablo Fernández y Repo Bandini.