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Entrevista

Palo Pandolfo: "Es un milagro que todavía esté haciendo música porque soy muy antisistema"

Una vez que encuentres la veta, repite la fórmula: reza el imperativo del rock nacional. A excepción de las búsquedas de grupos como Los redondos o Catupecu Machu, la mayoría de las bandas de mayor convocatoria en el país se encargan de no fallar a esa consigna. Palo Pandolfo, ex líder de Don Cornelio y Los visitantes, pudo optar por el camino de la fama, pero prefirió alejarse de ese teatro. De shows y ventas masivas, ahora devenido en artista de culto, acaba de editar «Antojo», su segundo disco solista. Se lo percibe contento, esperanzado, y un tanto distanciado del glamoroso mundo rockero. Por estos días espera una hija con su nueva mujer, y sigue reivindicando la importancia de la poética y la estética en la música. Recorre este presente, un tanto embalado por mundos místicos y de sueños, mientras tanto cree que hay que recuperar el amor por la tierra y la sensibilidad en la gente.

¿Qué caminos recorriste para grabar tu nuevo disco?

Es una historia bastante complicada y larga de contar. Me estaba esperando algo para el año del mono, que en el horóscopo chino es este. El anterior año del mono fue en el '92 y me había contratado Trípoli para formar Los Visitantes. Yo había dejado Don Cornelio en enero del noventa cuando decidimos no tocar más. A la semana siguiente formé Los Visitantes y dije: 'El negocio del rock no es para mí', y entonces comencé a trabajar de otras cosas. En ese año montamos una cosa impresionante con Los Visitantes, el puntapié inicial discográficamente hablando. En el 2004 estaba esperando alguna y al mismo tiempo estaba tocando mucho solo, con la guitarra criolla, porque si no nos cagábamos de hambre. Mientras tanto seguía manteniendo una banda. Cuando me hice solista dije: 'Voy a formar una gran banda de músicos, voy a ser Palo Pandolfo. Una banda que suene increíble. Pensaba que me iban a llover contratos discográficos, y en realidad todo fue cuesta arriba porque en vez de ser una estrella de rock me metí en un lúmpen, y grabé mi disco con la ayuda de Alvaro Villagra en el estudio Del abasto al pasto. Lo editaron dos pibes de un sello independiente under y salió en 2001. En la gira atlántica de presentación debutamos en "La Reina", un 5 de Enero en Villa Gesell y no había nadie, estábamos en el medio del acabose, del final del mundo. Estábamos tocando con el auspicio de una casa de música de Moreno, pero iba todo para atrás. Por primera vez en la vida vendí poco, muy poco, pero como ganaba mucha plata por disco todavía podía vivir de la música. De alguna manera en ese tiempo se empezó a formar una banda que me hacía el aguante.

Le pusimos un nombre, había un proyecto que quedó ahí porque apareció a fin del año pasado el mismo chabón que me había contratado en el '92. Yo me siento un tanto como el Eternauta, avanzo y me entrego, todo lo demás ocurre.

El año pasado me expandí mucho y me abrí a un nivel reloco hacia el otro, hacia los demás, compartir con gente. Y a fin de año conocí a la madre de mi segunda hija y desde la nueva compañía me dijeron que me querían contratar por tres discos porque les había gustado mucho el tema "Mind games" de Lennon, que adapté a nuestro idioma en "A través de los sueños", mi primer disco solista. Ellos querían hacer un relanzamiento de mi carrera solista con un disco de versiones y con algunos temas míos. Yo me dije: si Lennon lo hizo yo también lo puedo hacer. Viste, a vos te hacen tragar que sos un poeta del rock, entendés. Por suerte lo que yo me tengo que tragar es algo agradable y no que soy un re cogedor ni que soy el mejor, sino que soy un poeta, bueno, mató, gracias, gracias por hacerme tragar esa píldora.

¿Te es imposible tomar distancia de lo que cantás?

Date cuenta que voy a sacar un disco nuevo, que es un antes y un después en mi carrera, por el sonido, por el swing que tiene, por la producción, porque hice versiones de temas. Después de años de matrimonio, de tener una hija, me divorcié, logré una pareja nueva y ella me está dando una hija, estoy viviendo en una nube, estoy en una película, hace años me siento un privilegiado, es muy loco porque soy un rata privilegiado y eso es lo mejor de todo.

O sea, debo plata, yo saqué un crédito en el '97 con la declaración jurada de Universal que yo facturaba con el nombre de Los visitantes, me dio el crédito el Hipotecario y compré la casa y ahora estoy pagando, debo un montón de guita a los municipales de Moreno, rentas nunca hice, como ya no me importa más nada, saco la guitarra y si está todo mal yo toco la guitarra: Con la guitarra... hija mía comeremos, le decía.

Lo siento así porque me sacrifiqué tanto estos últimos años. Puse tantas monedas en los colectivos, a las siete de la mañana en el 203 en la ruta 202. Lo que me pasa ahora me hace flotar, una chica me ama y yo también, me contratan para hacer otro disco, otros músicos se acercan. Lo mío es raro, me siento como si fuera Sergio Denis. Yo soy un privilegiado porque hace mucho tiempo me entregué al dolor, me sacrifiqué, entendí que el sacrificio te engrandece y el negocio no, no soy Van Gogh, ya pasé la barrera del suicidio. Si me muero va a ser por causas naturales o por un accidente, pero no me voy a suicidar, eso es seguro. La vida me excita más que la muerte. El mundo es raro, por qué nos cuesta tanto un gesto tierno, qué fácil sería si todos fuésemos más tiernos y buenos los unos con los otros, es como que ya el mundo está acabándose. Hay que estar preparados para el desastre. No se puede estar boludeando con el rock and roll. Mataría que haya un servicio social obligatorio y no que la gente esté boludeando tanto, necesitamos volver a ser una Argentina de la cultura, es la única salida.

Si no esto va a ser una carnicería. Hay una sensación de una violencia latente, de acá a 20 años si esto sigue así los pibes que tienen 9 y están de poxi, los que sobrevivan dentro de veinte años te van a matar, y va haber organizaciones armadas, pero no van a ser burgueses de Barrio Norte que creen que sólo la gente de guita puede cambiar algo, estos pibes van a ser incorruptibles porque no tienen cerebro, serán bestias asesinas, lo cual a mí me excita, que maten a todos. Matenmé a mí también, yo soy culpable, soy blanco.

Desde que se inventó la cumbia villera, yo me saco el sombrero porque es lo que estaba esperando de la cumbia desde hace 10 años. Ahí veo una fuente de amor y de paz, decir lo que nos pasa en serio, sobre todo la Cumbia del pabellón, de Damas Gratis: "Estamos cansados de represión, vamos a tomar el pabellón". Parecen Juan Gelman y Cedrón en el '74 con su "Canto del gallo", sobre presos políticos. Pero estos cantan desde el criminal común. Yo medio me cristalicé ahí.

(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada N°32)

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Autor

Walter Marini, Ignacio Portela