A pocos días de su muerte, Sudestada publica la última entrevista con el periodista que marcó todo un camino en el género policial. Una larga charla de Enrique Sdrech con Jorge Boccanera que hace las veces de pequeño homenaje para un grande del periodismo argentino.
A voz en cuello o desde la mesura de la escritura en papel, la figura del Enrique Sdrech -que oscila a ratos entre el perseverante detective Columbo y el analítico Hércules Poirot de Agatha Christie- se fue convirtiendo en un ícono del periodismo policial argentino. En sus últimos meses, junto a sus labores varias que iban del periodismo televisivo y radial al de editor y periodista gráfico, retomó el rol de narrador.
La antología de cuentos Escritos con sangre, coordinada por Sergio Olguín, gira en torno a crímenes reales, aunque más que hablar de casos aislados alude a una sociedad que se alterna en los papeles de impotente, insensible, cómplice, etc. Sdrech participa con el relato Las primas, basado en el asesinato a puertas cerradas de dos jóvenes en su casa en Vicente López: "Hay muchos casos para escribir, pero opté por ese porque guarda similitud con mis gustos: un casa cerrada por dentro, dos chicas muertas en una bañera con un grado de descomposición que hacía suponer -incluso las pruebas científicas así lo confirmaban- que estaban allí muertas hacía dos meses, cuando en realidad las habían visto vivas dos días antes del hallazgo. Cambié algunos detalles, como cuando piden realizar la autopsia de las chicas y no encuentran los corazones. Puse que habían desaparecido misteriosamente, pero en realidad se los habían comido perros vagabundo que rondaban la morgue. La resolución es inesperada".
Sdrech, con más de cincuenta años de profesión en la temática policial, hizo de su oficio una ventana desde donde observó el comportamiento de los hombres. Lector "fanático" de Salgari, Victor Hugo, Conan Doyle, Edgar Allan Poe, Gastón Leroux y Agatha Christie, no ocultó nunca su admiración por el escritor Rodolfo Walsh, víctima de la última dictadura militar: "Para mí es un ídolo, Operación masacre y ¿Quién mató a Rosendo?, por nombrar dos de sus libros, muestran su trabajo serio como investigador. Es el ideal de todo periodista".
En sus inicios -"Me encantaban las deducciones analíticas y los crímenes misteriosos"- dijo haber sentido atracción por el submundo policial, pero también por la política. A los 16 años escribía en el periódico La Vanguardia: "Cuando era pibe, a fines de la década del '40, militaba activamente en la Juventud Socialista.
Un día me metieron preso por andar pegando carteles, fue la primera y única vez, pero después de todo, premonitoria".
Antes de finalizar el servicio militar, en 1952, ingresó en el periodismo después de un breve paso por Crítica: "Allí estaba ese gran maestro, Gerardo Germán Gonzáles; luego en Clarín me dediqué por entero a la temática policial, estudié los casos más resonantes del país y también los analicé a través de mis trabajos como redactor del noticiero de radio El Mundo y de la editorial Abril".
Su actividad, expresada en 15 libros entre los que destacan El hombre que murió dos veces, Giubileo. Caso Abierto, Esta es mi verdad, la vida de los Schoklender y Cincuenta años de crónica policial, sobre los casos de Silvia Cicconi, Oriel Briant y Norne Mirthe Penjerek, etc., y sus múltiples investigaciones, le valieron represalias: "Escribieron amenazas a mis nietos en las paredes de mi casa, luego me volaran mi casa de Villa del Parque, me ametrallaron, debieron operarme de urgencia y soy millonario en querellas criminales".
A los libros citados se sumó en los últimos meses Crimen en el country. Seis balazos para María Martha: "En casos como este, uno se da cuenta de los desplazamientos de valores que hay en una sociedad. La red de encubrimientos es tremenda, nadie se salva. Yo elaboro un cuadro de situación sobre las grandes contradicciones de la justicia, los familiares y los abogados. Marco las grandes incongruencias de todos, de la policía y también de los fiscales.
Es la primera vez en mi vida que me toca un caso con tantas cosas negativas. En el libro menciono, además, 50 casos emblemáticos de la justicia argentina que quedaron impunes por fallas en la investigación policial y en la justicia".
(La nota completa encuéntrela en la edición de Sudestada N°22)
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