De los tiempos de “pantalón cortito” hasta los dilemas actuales de la política de su país, una charla desde la ciudad de Atlántida con el emblemático músico uruguayo que retrata en sus canciones las vivencias propias y las de su pueblo desde hace más de cuarenta años.
Un joven uruguayo estaba sentado en el catre de la celda donde lo tenían preso, cuando un guardia con cara de confundido entró agitando un diario. Quería mostrarle que hablaban de él, de ese joven, de su disco que acababa de salir, de su canción que fue un éxito inmediato y ya la chiflaban bajito por todos lados. Qué mala pata la de esos seres turbios; meter preso al tipo justo cuando sale su tema que habla de los niños y los juegos; con qué excusa dejarlo encerrado mientras en la radio suena y suena: "fiesta en los charcos cuando para la lluvia, caracoles y ranas y niños a jugar. El viento empuja botecitos de estraza, lindo haberlo vivido, pa' poderlo cantar. Pantalón cortito, bolsita de los recuerdos, pantalón cortito con un solo tirador. Chiquillada..." El joven se llamaba José Carbajal y lo habían detenido "por medidas de seguridad" junto a otros cuatro integrantes del Centro de Cantores de Protesta de Montevideo. Él mismo lo recuerda, 41 años después: "Fue en el 69. Nos llevaron primero a Jefatura y luego fuimos al Centro de Detención de Oficiales de Reserva, en la calle República. Después nos desparramaron por unos cuarteles donde estaban muchísimos bancarios porque hubo una gran huelga. El presidente en esa época era Pacheco. A mí me largaron porque salió 'Chiquillada' justo en ese momento, y fue un bombazo, un boom. Hasta los milicos la cantaban, y al final me echaron porque era mala prensa para ellos. Además no era Viglietti, que hacía canciones de protesta, yo había hecho 'pantalón cortito'".
Por ese entonces, José ya era conocido como El Sabalero, pero cuando lo liberaron estaba asustado y se fue directo a Chile sin disfrutar ni un día de su popularidad. "Andaba de gira por allá, acompañando a otros cantantes porque en realidad ahí no me conocía nadie. Y de repente me llegó una carta del Palacio de la Música, que era el sello discográfico, diciendo que por favor me viniera, que era un éxito 'Chiquillada' y tenía que estar acá. Yo dudaba, y me mandaron los pasajes"...
(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº87 - Abril 2010)
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