El Flaco Spinetta, antes de cantar, dijo: "Si no cambiamos la educación, si no la ponemos firme, la debacle va a ser inevitable. Les agradezco mucho esta oportunidad".
El 4 de diciembre de 2007, al cumplirse ocho meses del asesinato del docente neuquino Carlos Fuentealba a manos de la policía del gobernador Jorge Sobisch, más de 600 trabajadores de la educación asistieron al Festival Artístico "Campaña: No a la impunidad. ¡Carlos Fuentealba Presente!" que organizó CTERA-CTA en el Centro Asturiano (Solís 475) de Buenos Aires. Los artistas que participaron fueron, entre otros, Víctor Heredia, Teresa Parodi, Litto Nebbia, Horacio Fontova, Luis Alberto Spinetta y Raly Barrionuevo. El Flaco Spinetta, antes de cantar, dijo: "Si no cambiamos la educación, si no la ponemos firme, la debacle va a ser inevitable. Les agradezco mucho esta oportunidad".
Fueron apenas diez minutos eternos, él y su guitarra, y luego le entregaron el premio Maestro de Vida. Entonces, pidió: "Tenemos que educar para el futuro, para no seguir en una sociedad enferma que no reconoce la importancia de sus semejantes, que no tiene respeto por la vida". Y, conmovido, cantó a capella "Maribel se durmió".
Después de Spinetta, el cierre le tocó a Raly Barrionuevo: el cantante, compositor y guitarrista santiagueño, central en la música de raíz folklórica del siglo xxi. Aquí, junto a Sudestada, Raly recuerda qué sintió al encontrarse con el Flaco en los camarines.
"'Cuando el arte ataque'. Siempre me resonó esa frase de su canción: '¿Quién resistirá?'. Una noche llegué guitarra en mano a un viejo teatro de Balvanera. Me dijeron: 'Esperá ahí abajo que hay unos camarines. Vos vas después de Spinetta'. ¿Qué?
Se cumplían algunos meses del asesinato de Carlos Fuentealba y habían convocado a algunos artistas para reafirmar con canciones la memoria y la lucha del maestro. Ni bien bajé la escalera, busqué un lugar para sentarme y esperar. Con asombro, vi que frente a mí, conversando con dos personas, estaba justamente Luis Alberto Spinetta. Su presencia me inhibía de manera especial: sus lentes oscuros, sus piernas cruzadas, los gestos danzísticos de sus manos y ese aura enceguecedora lo hacían ver más especial aún. Yo miraba sin ver y repasaba alguna de sus letras con la mente... 'Quién resistirá, cuando el arte ataque', cantaba entre mí, nota por nota, palabra por palabra... y volvía a mirar disimuladamente. 'En esta zona el paraíso está con vos, entre tus cosas sólo soy un yoyó'".
(La nota completa en Sudestada de Colección N° 11)
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