El coordinador del Movimiento de Música para Niños (Momusi), Daniel Viola, reivindica la importancia de la música y el juego como una alternativa frente al entretenimiento vacío de contenido que suelen recibir los chicos desde la televisión y las grandes productoras. Momusi organiza recitales, ciclos gratuitos, talleres de música para adultos, y cuenta con su propio programa de radio para niños. Por Carolina Uribe
El hombre saca la pava del fuego, ceba un mate y prende la radio. La descarga lo sobresalta, baja un poco el volumen y gira la perilla hasta que cede el barullo y se empieza a oír un tango. Chifla, vuelve a llenar el mate, y sigue con sus cosas mientras el chico lo mira con ojos gigantes, interrogadores. La radio forma parte del mundo adulto y, por lo tanto, misterioso para él. ¿De dónde sale esa música? ¿Hay unos tipitos metidos adentro, con instrumentos y todo? Siente una gran tentación por correr a buscar un destornillador y abrirla para ver qué encuentra. Ya no se oye ningún bandoneón y se acerca para escuchar mejor. Le gusta la música que suena y ahora una voz un poco áspera lo invita a quedarse ahí porque llegan "Los limpiaorejas". De nuevo se imagina a los tipitos, pero esta vez como unos deshollinadores diminutos munidos de hisopos, correteando por los oídos de la gente. Se ríe y se acomoda en el suelo, pegado a la radio, listo para sumergirse en ese mundo que, se da cuenta, también puede ser para él.
El conductor de Los limpiaorejas se llama Daniel Viola, y es también coordinador junto a María Teresa Corral del Movimiento de Música para Niños (Momusi). Lo fundaron en 1997 junto a los grupos Sonsonando, Mariana Cincunegui y los Pandiya, Caracachumba y Los musiqueros, como una alternativa a la cartelera comercial, demostrando que existen opciones musicales para chicos diferentes a las de Disney. Para ellos es fundamental que la música se disfrute en su esencia, no como un simple entretenimiento, y así lo explica Daniel Viola: "Si bien el juego te entretiene, a través de él se hace un aprendizaje imprescindible y, lamentablemente, a veces no se lo reivindica por el juego mismo. El entretenimiento es otra cosa: es esa clase de espectáculo donde todo el mundo se ríe pero no por una verdadera situación, sino porque le hacen cosquillas. El humor no es que te hagan cosquillas".
–¿Cómo trasladan eso a la música?
–La propuesta musical tiene mucho que ver con no subestimar a los chicos y que además tenga calidad técnica. Hay elementos ideológicos fundamentales: que el chico no sea un ser sumiso, que se respeten sus derechos. Esa cuestión está presente en todos los grupos que participan en Momusi. También aparecen los géneros de música, en ese sentido somos muy amplios. Creemos que el chico debe acceder a mensajes musicales diversos, pero también respetándole su etapa biológica. Hay que ser cuidados con la música o con las producciones culturales, porque el niño lamentablemente se está perdiendo, lo están haciendo joven antes de tiempo. A veces se dice que no les interesa escuchar otra cosa. ¿No les interesa realmente o no les interesa porque no saben que existe? Si no hay un programa de radio, no les va a interesar nunca.
–Es que los chicos no tienen el hábito de escuchar la radio
–Claro, en las casas se escucha mucho la radio pero no hay programas para chicos. Esto creo que es parte de la lucha que se tiene que entablar, porque si no hay diversidad, si no hay opciones, ¿qué eligen? Si un chico se ve sometido a un estilo de sonido, puede elegir pero dentro de un mismo modelo sonoro, y la presión de la televisión termina siendo la que predomina.
–Ahí es donde también resurge la importancia del juego
–Toda esta cuestión de que los chicos necesitan jugar y estar en la calle para nosotros es fundamental. Quedan muy pocos barrios donde los chicos juegan en la vereda. Debería haber una campaña nacional para revertir eso, y si hay inseguridad, bueno, no se resuelve metiéndose adentro de la casa. Hay chicos que salen de la escuela, se van a la casa y se quedan quietos mirando el televisor, frente a la compu, escuchando música. Quietos, cuando lo más natural sería que necesitaran moverse. Pero claro, desde chiquito lo están acostumbrando a eso y a que sea un gran consumidor. Es como la función del Estado: ¿tiene que dar más de lo mismo o tiene que brindar otras cosas que no aportan los medios masivos? Me parece que no es función del Estado gastar plata en recitales gratuitos de gente que vende la televisión y no necesita difusión ni nada.
–¿Ustedes hacen ciclos gratuitos?
–Sí, desde 1999, todos los domingos a las once de la mañana, en el teatro 25 de Mayo. Es una gran discusión que tenemos todos los años, si vale la pena que sea gratuito. Si bien vienen muchos chicos cuyos padres podrían pagar una entrada, también hay muchos otros que no podrían. En alguna medida, la hora del domingo a la mañana quedó como la misa profana de once. Viene un promedio de 500 personas, familias enteras, gente que se encuentra todas las semanas, se hacen amigos; es una cosa comunitaria.
El colectivo de Revista Sudestada esta integrado por Ignacio Portela, Hugo Montero, Walter Marini, Leandro Albani, Martín Latorraca, Pablo Fernández y Repo Bandini.
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