Nada peor que caer en una encerrona y no darse cuenta hasta que es demasiado tarde. Nada peor, tampoco, que suponer que hay que optar entre dos opciones igualmente falsas. Algo de eso sucede hoy en día con el conflicto que ocupa las primeras planas de los matutinos. Dentro de un contexto con tanta confusión, hipocresía y doble discurso, cualquier mirada analítica sobre esa realidad corre el riesgo de sumarse y perderse en mitad de tan estruendoso murmullo. Sin embargo, es preciso plantear algunas conclusiones.
Lo concreto es que aquellos que eligen hoy encolumnarse detrás de la Sociedad Rural (la institución histórica que unifica a la más rancia oligarquía terrateniente, explotadora y fusiladora de peones) ya están acomodándose en el fondo del basurero de la historia. De allí, no hay vuelta atrás. Como tampoco puede haber regreso sencillo de la complicidad, la mentira y el negocio cerrado con un gobierno que impulsó (y festejó) el pago por adelantado de una deuda externa injusta, que se montó sobre el aparato clientelar y extorsionador del partido más degradado y corrupto del país y que se presenta en esta supuesta "pulseada" como defensora de los intereses de otra fracción de la burguesía local.
Las imágenes rozan la farsa. El titular de la Sociedad Rural Argentina, aquella que defendió en el pasado cada intentona golpista, que besó el anillo y aplaudió de pie a cuanto uniforme se presentó en su exposición anual, como principal orador de un acto multitudinario el 25 de mayo en Rosario, como "representante" en beligerancia de un sector en pugna... Ni en el más surrealista de sus sueños, Luciano Miguens habrá imaginado hablar ante una multitud de personas que no estaban allí para insultarlo por tanta hipocresía o para repudiar la historia que representa este nefasto personaje. ¿Sería osado imaginar, en un futuro no muy lejano, a Paolo Rocca, magnate de Techint, encabezando un acto en defensa del gobierno?
En tanto, los trabajadores asisten al enfrentamiento entre dos facciones que pugnan por la rapiña, por apropiarse del trabajo ajeno. Nadie se acuerda hoy del régimen de explotación extremo que se vive en el campo y sobre el que se sostiene el llamado "boom" sojero y agroexportador; nadie menciona al último eslabón de esta cadena: el peón rural, sector olvidado por el Estado a lo largo de doscientos años de opresión.
Nada peor que tener que optar entre dos opciones falsas. Frente a este escenario de compleja perspectiva, la única puerta abierta que es posible imaginar es generar una alternativa real, revolucionaria, que confronte con los intereses que defienden uno y otro sector, que se plante como verdadera salida para los que hoy asisten como espectadores, cuando en realidad les cabe el papel de protagonistas.
El colectivo de Revista Sudestada esta integrado por Ignacio Portela, Hugo Montero, Walter Marini, Leandro Albani, Martín Latorraca, Pablo Fernández y Repo Bandini.
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