Recuerdos compartidos

"La nostalgia es un cuarto donde habita el insomnio"

Raúl González Tuñón

Curioso fenómeno el que surge cuando un número importante de gente se encuentra y comenta, entre divertidas anécdotas y viejas historias, algún recuerdo compartido. Se trata, en ese caso, de un singular acontecimiento que define mejor los trazos de una identidad colectiva que cualquier ensayo académico de cualquier sociólogo o catedrático. En ese momento, solos nosotros con un recuerdo de por medio, asoma, a veces, la nostalgia.

Resulta extraño compartir con el otro algo tan íntimo como un recuerdo, que puede ser a veces hasta fundante de nuestra propia personalidad. ¿El otro sabe del significado de aquella historia que nosotros tan bien conocemos? ¿No es que ignora los detalles, se confunde y tergiversa los datos del pasado? ¿Cómo es que los dos pudimos haber llegado a un mismo lugar, al mismo tiempo? ¿Merece el otro intervenir en un recuerdo que nos construye como individuos? A veces nos preguntamos eso, egoístas de lo que nos hizo como somos, escépticos de ser capaces de compartir tanta intimidad con un perfecto desconocido. ¿Qué hago yo, ahora, cuando descubro temeroso que la memoria es una herramienta colectiva? ¿Es que nunca estuvimos solos, es que todo aquello que nos formó se parece tanto a lo que marcó al que tenemos enfrente? Pero a veces entendemos también que nos hacemos con lo mismo, o casi, que ese otro que interviene en ese momento sagrado en que se asoma la nostalgia. También están los que eligen olvidar, claro, o esos que nunca que se acuerdan de nada y todas sus construcciones son puro presente, libres de ataduras de memorias prepotentes que se empeñan en volver a cada rato en nuestras conversaciones.

Eso es lo que sucede, a veces, con alguntos temas y artículos que publicamos en la revista. Cada uno de ellos integra aquella privada colección de memorias personales que uno, derrotando ya por el tiempo ese egoísmo medio salame que a veces nos ataca, se anima a revivir en una investigación, o en una entrevista.

No hay razones para temerle a la nostalgia, porque tampoco estamos atados al pasado que ya no regula, de hecho, la mayoría de los gestos que nos identifican. Como decía el poeta Raúl González Tuñón, la nostalgia es ese desordenado universo que, muy de vez en cuando, visitamos para capturar viejas obsesiones, historias inolvidables, pasiones fatales y personajes marginados en el rincón más lúgubre de esa habitación.

Por eso, siempre, escribimos sobre aquello que nos interesa a nosotros, sobre lo que nos intriga, sobre lo que nos moviliza. No transigimos en eso. No hacemos notas por encargo para recuerdos ajenos.

No hay secretos en eso: nos encanta desparramar en estas páginas, justamente, todo aquello que somos y todo lo que nos formó en un tiempo dinámico que no se detiene.

Ni siquiera ahora, cuando estas líneas terminen, sabremos cuánto de todo esto que escribimos hoy ocupará un lugar en esa habitación que nos genera, mes a mes, un insomnio digno de ser compartido con ustedes, amigos lectores.