Ante una multitud que colmó dos veces en una noche la Sociedad Española, los dos músicos locales brindaron un concierto a beneficio con picos de gran calidad.
Se lo notaba emocionado, algo nervioso a Luis Salinas en el escenario. Era raro, y a él mismo le llamó la atención: "La verdad que toqué en todos lados, pero nunca estuve tan ansioso como acá", reconoció a mediados de su presentación. Es que tocaba en el lugar que lo había visto crecer muy de chico, justo antes de mudarse a Villa Diamante con su madre, tal como había reconocido en la entrevista con Sudestada de diciembre de 2001. Minutos antes lo había precedido el trompetista Gillespi con su banda. Así comenzó la noche del 30 de noviembre en Monte Grande, con Gillespi interpretando algunos temas de su último disco Superchatarra Special y otros tantos clásicos del jazz.
Para el final quedó lo mejor, con la participación de Luis Salinas tocando algunos de sus mejores temas. Por su virtuosa guitarra pasaron canciones populares como Alfonsina y el mar, El día que me quieras; una mixtura con varios temas de Astor Piazzola, canciones propias como Rosario y una conmovedora versión de Zamba de mi esperanza, acompañada por la voz de los cerca de 500 asistentes en cada una de las funciones en la Sociedad Española de Monte Grande. La respuesta del público, de pie al final del show, fue la síntesis perfecta que cerró una noche inolvidable para todos los privilegiados que consiguieron entradas.
El único aspecto lamentable de la noche fue la descarada utilización demagógica del recital por parte de la intendencia local, que intentó (sin éxito) empañar con un clásico manejo de politiquería una fiesta para todos aquellos que asistieron atraídos por el talento de los dos músicos y la posibilidad de dar una mano a los más necesitados.
La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº15