Como tanteando en la oscuridad, entre la penumbra, tomamos una decisión: seguir con Sudestada el año que viene. No nos resulta nada fácil, amigo lector, tomar decisiones que tienen que ver con los tiempos que vendrán, porque miramos el 2006 aferrados a las dificultades de este presente complicado, arduo. Pero todos los que integramos esta chalupa perdida en la inmensidad del océano, de alguna manera, llegamos a la misma conclusión: la alternativa a dejar de existir es el vacío, el silencio, el mirarnos las caras y no entender por qué renunciamos a seguir adelante a causa de una resignación que no nos podemos permitir.
Nunca faltaron las dificultades, y nunca faltarán. Pero hay gestos, actitudes, mínimos guiños que hablan de la necesidad de continuar con nuestra marcha. Sudestada, aún a pesar de los problemas que abruman, crece, llega cada vez a más manos como las nuestras. Y ese compromiso impone sus reglas.
¿Por qué seguimos?... No sabemos muy bien. ¿Por qué, en todo caso, elegimos publicar una revista con la tapa dedicada a Oscar Alemán? ¿Por qué decidimos publicar la historia de Jacinto Piedra, la de Raymundo Gleyzer, la de Aída Carballo? ¿Por qué le seguimos la huella a Haroldo Conti en la isla Paulino? ¿Por qué, ahora, nos detenemos en un olvidado Bernardo Kordon? Quién sabe. Son elecciones que vamos tomando en el camino, son referencias que vamos agarrando en este tiempo, personajes entrañables que vamos conociendo al costado de la ruta, nuevos amigos que nos regalan su impronta y su ejemplo, pero que también nos generan un renovado compromiso. La poesía de Yupanqui y de Mateo, el talento de Oesterheld y Pratt, el coraje de Jorge Ricardo Masetti y de Roberto Santoro, el ejemplo de un titiritero de Banfield y los personajes del fútbol de ascenso, los mundos de Onetti y de Horacio Quiroga, las palabras como piñas que nos pega Andrés Rivera, las melodías del Chango Spasiuk y de Piazzolla, las tristezas de Tim Burton y las alegrías de Antonio Berni.
Todo eso es compromiso, todos ellos son nuevos impulsos que nos empujan, que nos dicen al oído lo que ya sabemos. No vamos a defraudar a tantos amigos con la comodidad burguesa de quejarnos porque las cosas "son difíciles". ¡¿De qué otra forma tendrían que ser?! Y que se pudran en su mierda burócrata los funcionarios de la ignorancia, los imbéciles que se llenan la boca hablando de "cultura" como si fuera un logro de gestión, los ciegos, los sordos, los mudos, que se anotaron al banquete para repartir migajas y hoy miran desde arriba, con soberbia. Ellos también son impulso en el camino.
Editamos cada ejemplar pensando que quizá se trataba del último. Trabajamos y aprendimos a convivir con la incertidumbre como compañera, peleando con imprenteros, esperando gestos que jamás llegaron, domingos en la redacción, caminatas interminables con hombros agotados de tanta mochila atiborrada de olor a tinta fresca.
Ahí estamos, otra vez. La máquina prendida, el ventilador, la puerta abierta, la radio "Hibachi" como cortina de fondo, el más insoportable desorden, la bandera colgada a un costado, fotos extrañas que nos miran, frases que empujan, sin querer, el barco mar adentro. Nada más.
¡Ah!.. y nos vemos en marzo.
El colectivo de Revista Sudestada esta integrado por Ignacio Portela, Hugo Montero, Walter Marini, Leandro Albani, Martín Latorraca, Pablo Fernández y Repo Bandini.
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