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En la calle

¡Degenerados asesinaron y mutilaron a vespertino!

El cierre de la 5ta. edición de Crónica terminó con un clásico de Buenos Aires. Dos periodistas fueron golpeados por matones.

Se cuenta que uno de los fotógrafos de su diario llega muy retrasado a cubrir su horario. Al ver su rostro apesadumbrado, él le pregunta:

-¿Qué te pasó, viejo: llegaste casi dos horas tarde..?

-Mirá, acompañaba a mi madre al hospital, cruzamos un paso a nivel, me distraje y un tren que pasaba la atropelló, la destrozó, la mató.

-¡No me digas! Te acompaño en el sentimiento. Y bueno, dejá la foto del accidente para que la revelen, ordená que vaya en primera página y tomate franco hasta mañana.

(Revista Extra, 1967, de un perfil de Héctor Ricardo García)

Cuánto de fantasía y cuánto de realidad hay tras la figura del empresario periodístico Héctor Ricardo García, el creador del diario Crónica, será definido por quienes estudien la historia de los medios de comunicación en la Argentina. Si es por lo que los diarios y las revistas publican sobre El Gallego, sería un personaje más parecido a Superman que a Clark Kent, un periodista a quien "se confunde con un hombre de negocios" que ni siquiera toma nota de sus cuentas en una libreta de almacenero.

En el edificio del diario que inventó, en la esquina de Azopardo y la avenida Garay, una banda de matones golpeó a los trabajadores que estaban en asamblea el pasado mes de noviembre. Dos de ellos llevaron la peor parte: Ricardo Fioravanti y Pablo Pereyra fueron hospitalizados con graves lesiones. Tras el repudio generalizado y la denuncia del gremio de prensa -por la actuación de este "grupo de tareas" y los 72 despidos por el cierre de la edición vespertina- está la historia de un vaciamiento que contó con la complicidad de los poderes de turno y una novela amarilla y sensacionalista que instaló a Héctor Ricardo García como un "self-made man", el hombre que comenzó como ordenanza y construyó un emporio periodístico que se desmorona.

Crónica nació como un vespertino heredero de la vieja Crítica, el diario de los Botana. Apareció un 29 de julio de 1963 con una quinta edición que buscó a los codazos un lugar entre La Razón, Noticias Gráficas, Correo de la Tarde, El Siglo y los despojos de la mencionada Crítica. García buscaba captar una porción del mercado que tenía cautiva con la revista Así, una publicación de corte popular que llegó a vender un millón y medio de ejemplares con sus tres ediciones semanales. La prensa gráfica estaba anquilosada y García le dio una impronta diferente: privilegió las noticias nacionales sobre las internacionales; el deporte y los policiales tuvieron un lugar en la primera plana, como también la política y los espectáculos. Un comienzo flojo que fue ocultado por el distribuidor que creía en el proyecto, tuvo un primer despegue cuando la intuición del Gallego privilegió la información del Caso Penjerek, una joven judía asesinada en Buenos Aires que elevó la venta a cincuenta mil ejemplares. Luego, un reportaje al ex presidente Juan Domingo Perón, que apareció en pijama leyendo Crónica, y el definitivo, con un concurso que organizaba Pepsi-Cola, empresa que publicitó el evento en todos los medios, salvo Crónica. García se tomó revancha y publicó "las respuestas del certamen refrescante que usted busca" y que obligó a una sexta edición donde apenas cambiaba los títulos.

Entre los 51 periodistas de la primera redacción estaban Joaquín Gianuzzi, Hugo Gambini y Julio César Marini, entre otros. La Editorial Sarmiento crecía y la influencia de García era cada vez mayor, como su perfil de "empresario exitoso", un imaginario que la revista Extra describía así: "1952, su sueldo: 4500 pesos. 1967, su capital: 4 millones de pesos." No tenía límites: en agosto de 1965 editó Ultima Hora para competir consigo mismo y un mes después compró Radio Colonia, de Uruguay, la recordada emisora que se asocia a la voz y el estilo inconfundible de Ariel Delgado. Por esos días incursionó en la televisión a través de Canal 9, hasta que en 1970 compró el paquete accionario del Canal 11. Es decir que fue uno de los primeros empresarios argentinos con un multimedios. Aquel reportero gráfico inquieto que fundó Así es Boca junto a Manuel Giménez, Mario Ruzza y el pianista de tango Francisco Rotundo se convirtió en un poderoso hombre de negocios que vivía en Barrio Norte, conducía un Mercedes Benz 300 y tenía un avión privado.

Dueño de un pensamiento pragmático y oportunista, estuvo dos veces en las Islas Malvinas, una junto a Dardo Cabo en 1966 durante el Operativo Cóndor y dos años después ya con un avión propio. "¿Qué vamos a seguir esperando para recuperarlas? ¿De qué sirvieron 150 años de discusiones y reclamos? Hay que invadirlas y listo", afirmaba a mediados de los setenta. El tiempo pasó y los negocios crecieron: era dueño de las principales salas teatrales porteñas como el Astros, hasta que en la década del ochenta probó suerte con Canal 2, "un chiste que me salió doce millones de pesos". También navegó por las tormentosas aguas de las disputas políticas con los gobiernos de turno, dictaduras militares o presidentes democráticos que le valieron cuatro clausuras de Crónica. Los productos de la Editorial Sarmiento generaban importantes beneficios que ascendían, en 1993, a casi doce millones de pesos mensuales, que en su mayor parte trasladó para la última gran creación de García, el canal de cable Crónica TV que nació en 1994.

En un reportaje que le hizo Jorge Fontevecchia en marzo pasado, admitió que hacía siete años que no iba a la redacción porque estaba dedicado a la televisión, y adjudicó la crisis del diario a que "tiene un vagón de gente" y porque su yerno "me hizo unos quilombos en la empresa: echó gente por su cuenta, me puso jefe de compras, amigos de jugar al tenis que nunca habían visto un diario", al tiempo que no asume ninguna responsabilidad: "Yo nunca administré una empresa mía. Nunca. Nunca firmé un cheque. Nunca hice un contrato. Nada". El dueño de Editorial Perfil escribió que la deuda concursal y posconcursal "sería de alrededor de 65 millones de pesos, un tercio de los cuales serían deuda con la AFIP". Por esa causa el 27 de agosto de 2005 el juez en lo Penal Económico Jorge Brugo ordenó su captura por una deuda con el fisco de 14 millones de pesos en concepto de Impuesto al Valor Agregado y a las Ganancias.

(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada N°45)

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Marcelo Massarino

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