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Sin fronteras

Ser prisionero político palestino en Israel

Desde que fue creado el estado de Israel se desplegó una política represiva contra el pueblo palestino que incluye el encarcelamiento masivo, la expulsión de los territorios, el despojo de sus bienes y las masacres y bombardeos. Una delegación de ex presas y presos políticos de Palestina visitó Argentina para relatar la situación en los territorios ocupados. Sudestada dialogó con ellos, y a través de sus historias recrearon cómo es vivir resistiendo a un ejército de ocupación en las puertas de sus casas.

Cuando Malak Khatib salió de su escuela, en la aldea de Beitin, en las cercanías de Ramalá, entre sus ideas más peligrosas estaba caminar hasta su casa y reunirse con sus padres y hermanos. Pero el Ejército israelí, sospechando vaya a saber qué planes macabros, la detuvo. Malak, con apenas 14 años, fue tirada al suelo, golpeada y maniatada. Ese día, el 31 de diciembre de 2014, comenzó un largo camino que duraría dos meses, hasta febrero de 2015, cuando fue liberada.


"Me llevaron a un centro de interrogación y me acusaron por tres delitos: lanzar piedras, tener un cuchillo y cortar la calle –recuerda Malak, mientras el cielo de Buenos Aires cubre su cuerpo flaco–. Me llevaron a la cárcel, de vez en cuando iba a los tribunales y siempre me maltrataban. Me hicieron un juicio y me encarcelaron, me cobraron 1500 dólares de multa y por tres años me dijeron que si salía a la calle me podían meter presa". Durante su estadía en prisión, se le negó el derecho a seguir estudiando y las autoridades israelíes decidieron no brindarle ropa de abrigo para protegerse del frío.


Malak formó parte de la delegación palestina que visitó Argentina a principios de septiembre y que recorrió Buenos Aires, La Plata y Rosario. Un mediodía de sábado, la joven estuvo junto a la comitiva en el ex centro clandestino de detención "El Olimpo", en el cual se estampó un mural que recreó la lucha palestina. Durante buena parte del día, Malak pintó junto a los integrantes de la delegación, recibió abrazos y miró todo con asombro.


Su historia no es un hecho aislado. Desde su creación en 1948, el Estado israelí no sólo usurpa las tierras palestinas, sino que aplica un mecanismo planificado de expulsión y segregación. Los asesinatos, los encarcelamientos, la destrucción de pueblos enteros y, en su punto máximo, el bombardeo masivo –como sucedió en varias oportunidades en la Franja de Gaza–, no son situaciones tergiversadas o que forman parte de la "propaganda anti-israelí".


"En la prisión los días eran muy difíciles, había muchas dificultades –recuerda–. Me desprendieron de mi escuela, de mis amigos y de mi familia. No me permitieron ver a mis familiares o a un abogado". Cuando Malak dejó la cárcel, en las calles la recibieron como a una heroína y decenas de personas la abrazaron, mientras ella sonreía con emoción. "Estaba muy feliz de poder volver a mi casa con mi familia y ver a mis amigos –relata–. Pero la cárcel me dejó un dolor y una tristeza grande, porque miles de prisioneros políticos palestinos todavía están en las prisiones de la ocupación israelí". Ahora, con 16 años, su vida transcurre como la de cualquier otra palestina: soportar los puestos de control militar (chekpoint), convivir con el asedio de los uniformados israelíes, no saber en qué momento su hogar será usurpado y entregado a colonos judíos.

"La vida bajo la ocupación no es fácil –afirma–, no podemos hacer lo que deseamos porque estamos muy limitados, tenemos muchas restricciones para salir y pasear. Yo me limito a ir a la escuela, volver a mi casa, ir a la escuela otra vez. Nosotros optamos por la solidaridad internacional para poder salir de este modo de vida bajo la ocupación. Queremos vivir en paz con todos los pueblos del mundo".


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En la actualidad, Israel mantiene prisioneros a 7.000 palestinas y palestinos, de los cuales 400 son menores de edad. Entre los encarcelados hay 60 mujeres y siete diputados del Consejo Legislativo Palestino. Del total de presas y presos, 750 fueron sometidos a "detenciones administrativas", figura legal que Israel utiliza para encarcelar personas sin acusaciones concretas por un período de seis meses, renovables de forma indefinida, y sin juicio o posibilidad de defensa.


Según la Autoridad Nacional Palestina (ANP), desde 1967 –cuando Israel desató de forma abierta su política de anexión de los territorios palestinos– un millón de palestinos (casi un cuarto de la población), de todos los estratos sociales y edades, padecieron en las cárceles israelíes.


Por su parte, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) alertó en junio de este año sobre la elevada cifra de menores palestinos asesinados por las fuerzas israelíes. En un informe presentado por el organismo, se reveló que son casi inexistentes las causas judiciales contra los responsables de estas muertes. Unicef señaló que, en los últimos tres meses de 2015, "25 niños palestinos, entre ellos cinco muchachas, murieron y 1.300 fueron heridos" en Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza. El organismo dependiente de Naciones Unidas recordó el caso de una joven de 17 años, ultimada con cinco balazos tras ser registrada en un retén del ejército cerca de Hebrón. "Las autoridades israelíes afirman que intentó apuñalar a un policía, pero un testigo sostuvo que no representaba ningún peligro cuando fue baleada y gritaba que no tenía ningún cuchillo", sentenció el informe.


Al mismo tiempo, Unicef detalló que desde finales de 2015 "422 menores de 12 a 17 años, entre ellos ocho mujeres, estaban detenidos en edificios militares", siendo la cifra más elevada desde marzo de 2009.

A principios de septiembre de este año, el Comité para Asuntos de los Prisioneros Palestinos denunció que sólo en agosto 30 niños y adolescentes palestinos fueron detenidos "bajo sospecha de tirar piedras" contra uniformados hebreos. El Comité remarcó que, durante su cautiverio, los menores fueron objeto de golpes, torturas y negligencia médica. Luay Akka, abogado del organismo, detalló que 17 de los niños fueron detenidos en sus casas durante operativos militares israelíes. Del total de retenidos, tres fueron sometidos a detenciones administrativas y el resto condenado a penas entre 1 y 45 meses de cárcel.

El Comité alertó que, en lo que va del año, las fuerzas israelíes han encarcelado a unos 560 niños en Jerusalén, de los cuales 110 siguen encerrados, incluidas cuatro niñas...


(La nota completa en la edición gráfica de Revista Sudestada)

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Autor

Leandro Albani