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Spinetta: Veinte años atrás

De casualidad, rastreando otros videos, apareció en la redacción de Sudestada un documental casi desconocido sobre Luis Alberto Spinetta, dirigido por Pablo Perel. Opiniones y poesía mientras grababa su sexto disco solista, Privé, allá por los años de la primavera democrática.

Si uno tuviese que elegir una época ridícula en la vestimenta de los músicos de rock, sin duda, la década del ochenta ganaría el primer premio. Un poco de eso trata el video dirigido por Pablo Perel. Tal vez supere ampliamente esa noción al escuchar a un Luis Alberto Spinetta relajado, dispuesto a redefinir su rol como artista y su consecuente poder de influencia sobre el público.

El video arranca con una veta desconocida de Spinetta: la de actor. Es muy breve, y más que actuación es una burla, exaltando el humor al máximo en una simple toma. Está Spinetta agarrado de un alambrado cerca de Aeroparque, saludando un avión que despega, multiplicando gestos incoherentes en su rostro, disfrutando de su papel, dándole pie a lo que viene. A los 35 años, Spinetta sabía qué peso tenían sus canciones, la profundidad expresiva que el artista ejercía sobre su público. "Hablar siendo Luis es ejercer poder", remata con una mirada desafiante. Se funde rápidamente con una de las letras más tajantes de su carrera: "Si no canto lo que siento, me voy a morir por dentro", el comienzo devastador de Barro tal vez, tema que le permitió captar otro tipo de público. Spinetta, el video, así se llama este documental realizado por Pablo Perel, se terminó de editar en septiembre de 1986.

Hoy a casi veinte años de su salida está guardado en los cajones del olvido, desconocido para la mayoría de los fanáticos y no tanto de Luis Alberto Spinetta. Una de las primeras secuencias, hermética como la prosa spinettiana, sorprende con una batería electrónica saturando el ambiente con esos sonidos experimentales que desarrollaron en mayor medida grupos como Virus, Zas o Soda Stéreo. Ese sonido inconfundible de una generación, acompañado del exotismo en la vestimenta, marcó una dinámica de composición que se adueño de una década. Por eso se justifica a la distancia esa pasión fulminante de combinar sonidos cercanos al pop.

De pronto irrumpe ante la cámara el pequeño Dante, dando vueltas por la casa, mirando a su padre con una mueca de gracia y le apunta un "por ahí voy a ser músico". Spinetta siente el impacto y responde: "que mis hijos lleguen a lo que ellos quieran. El mayor logro sería no forzar lo que uno quiere". Pero se entrega al final del combate murmurando: "que sean músicos me encantaría". Una predicción que tomó forma con el correr de los años.

En la filmación abundan los músicos con pantalones de leopardo o fosforescentes ajustados al mango, ese glamour ridículo de los ochenta (párrafo aparte merecen los anteojos de Anteojito de Fito Páez). De repente, suena Alfil, ella no cambia nada, primer corte de su sexto disco solista, Privé. Hay un decorado dudoso, inexplicable, exultante de sensaciones a un ritmo frenético. Esa es la constante del video: el corte abrupto, el corte como trompada. Todo tiene una estética emparentada al descubrimiento del video clip, donde parece que casi no hay momentos de reflexión.

Hay ciertas máximas: debe ser corto e impactante, debe mover, debe romper con lo establecido. Por eso se justifica la idea que aparezca como un efecto novedoso un androide que sube y baja en una bomba de agua de mano, casi surrealista, detrás del Flaco mientras canta una canción. El video transcurre en muchos escenarios, sobre una combi manejada por Luis con anteojos espejados comprados en Brasil, en los jardines del estudio de grabación, en casa de sus padres.

Las declaraciones abarcan partes importantes de su carrera, compiladas con viejas grabaciones que llenan de sentido el cauce por el que intenta hurgar el video. "Nada tiene sentido si no es realmente una liberación global de la gente. Nadie puede sentirse bien mientras a tu lado se pudren las cosas. De nada vale mi revolución de hacerme el hippie o de ser una estrella de rock si la gente está empobrecida o constipada por las degeneraciones del poder". Una revelación fuera de la poética que marca la abundante y exquisita cadencia de sus canciones. (...)

(La nota completa en Sudestada 26)

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Autor

Ignacio Portela