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¿Por qué se separaron?

Esa estrella se agotó, y era mi lujo

Pasa el tiempo y el rezo ricotero sigue siendo el mismo: "Sólo te pido que se vuelvan a juntar". En 2001 el país se caía a pedazos y Los Redondos nos empujaban al abismo decretando su separación. Para esa espera que se agiganta con el paso del tiempo, unas líneas que tratan de responder la pregunta del millón: ¿Por qué se separaron?, pero que también da cuenta de ese dúo de amistad y composición que supieron ser Skay y el Indio durante tantos años.

Corrían los finales de los sesenta y en La Plata Eduardo Beilinson era parte de Diprodolum, un grupo de covers en inglés que llevaba adelante con su hermano Guillermo. Eran también épocas de La Cofradía de la Flor Solar, cuya puesta en escena serían los primeros pasos de la múltifacética primera experiencia ricotera ("El discurso público deLos Redondos es más urbano, más ríspido, no tan bucólico y hippie", diría el Indio muchos años después sobre la Cofradía). Desde su experiencia europea, sus ojos color del cielo (que le dio su apodo, Skay, como una marca indeleble) habían absorbido el Mayo Francés, la psicodelia y la guitarra penetrante y explosiva de Hendrix en un concierto en Londres.

Por la misma época el entrerriano Carlos Solari, todavía de pelo largo, administraba un pequeño hotel en Valeria del Mar. Había crecido dirigiendo una orquesta con una caña a modo de batuta, sobre una pila de diarios como su estrado, frente a la radio de madera de su casa familiar: música clásica es lo primero que recuerda en sus manos y en sus oídos. Ya era amigo de Guillermo Beilinson, con el que habían escrito y filmado dos películas bajo el seudónimo de Norman Oyermoindigui. Fue en esos veranos de guitarras donde el Indio cantaba baladas bossa nova cuando su amigo Rocambole le dijo: "Pero, che, con esa voz tenés que cantar rock".

El verano terminó y el Indio llegaba a La Plata, donde conocería al menor de los Beilinson. La aptitud de hacer canciones del Indio sumado a la movida que generaban las bandas de Skay fueron el inicio de la sociedad. "Después, bueno, tuvimos todo lo que dio esa dupla compositiva durante muchos años", dice sencillamente para dar cuenta de una amistad y una comunión artística que serían la base de la banda más importante del rock argentino. ¿Qué pasó entre esos dos, mejor dicho, tres, pues la Negra Poli siempre fue la tercera pata fundamental de la banda, para que aquel acuerdo se rompiera para siempre? ¿Por qué una banda, en la cima de su convocatoria y de su búsqueda musical decide "tomarse un parate" después de juntar 45.000 fieles en lo que fue la última misa ricotera en el ex Chateau Carreras de 2001? Afuera un país estallaba, un presidente cobarde huía en helicóptero, un pueblo se levantaba harto de pagar con su trabajo y su comida los robos de los de arriba, los cacerolazos tenían su debut para reclamar un estilo de vida que se escurría, y los ricoteros se quedaban mirando a ese Patricio Rey que se alejaba, en silencio, sin poder remediar lo que se rompía en una pelea de amigos borrachos.

La nota completa en la edición especial #8 - Marzo 2013

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Autor

Nadia Fink