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Nuestra América

Chinoy: Angel de la cuadra

Algo insondable tiene el cantautor chileno Chinoy. En muy pocos años, este flaco pasó de ser el secreto mejor guardado de la escena under de Valparaíso a llenar teatros en Santiago y a participar en festivales en Suecia y Barcelona, y así multiplicar sus canciones habitadas por seres marginales y amores de esquina de barrio. Poesía contracturada a lomo de una voz aguda y quebradiza. Porque Chinoy tiene eso que provoca reacciones en quienes lo escuchan en directo o a través de su único disco Que salgan los dragones, editado a fines del año pasado, en el vecino país. Desconocido en Argentina, es quizás tiempo de darle oídos. Pasen y escuchen.

El videoclip de su canción "Llegaste de flor", grabado recientemente en una calle de Valparaíso, contiene un elemento perturbador. Algo que las imágenes pareciera que mostrasen a pesar de ellas mismas: El puerto, siempre a medio camino entre la destrucción y la incandescencia, pareciera estar inscrito en los rostros y cuerpos de Chinoy, así como del muchacho que lo acompaña en armónica y del viejo que maneja el triciclo que los conduce, y que resulta ser el protagonista del video. La impresión se reafirma con el cortometraje que acompaña al videoclip, donde vemos a Chinoy nuevamente (de pie, guitarra en ristre, gafas oscuras, compradas probablemente en un saldo...) cantando en una calle, donde su público espontáneo está compuesto por rockeros de vereda, borrachines de turno y familias que transitan por el lugar. Algo parece emanar desde el delgadísimo cantautor y el camarógrafo lo registra mientras él improvisa "María de la Paz", esa canción sobre una mujer que es una flor con cosquillas (...) virgen de los ojos rojos (...) yapa para los clientes/ de esos que se dejan piojos, rodeado de esos anónimos que se fotografían junto a él y hacen gestos a la cámara. Sí. Como si el muchacho los interpretara, como si lo sintieran personal.


(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº90 - Julio 2010)

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Autor

Felipe Montalva