"Somos una espina muy terrible para el capitalismo"

-¿Cuáles son las herramientas básicas para interceder en medio de esta batalla cultural, que es cotidiana y que depende de tantos factores?

-Esa pregunta es muy difícil, y yo he dedicado buena parte de mis respuestas a complicar la cosa. Eso mismo me perjudica porque no te puedo responder simplemente, me atrevo entonces a hacer comentarios parciales. Pienso, por ejemplo, que igual que no podemos creer en los viejos dogmas como el predominio de la economía, tenemos que entender que tampoco podemos creer en que uno tiene un sistema de reproducción ideal de la vida si tiene un control burocrático de la reproducción ideológica y de la información. Si nosotros no somos audaces, si somos en la práctica cobardes frente a nuestro propio sistema de medios de comunicación y no le sacamos provecho, perdemos algo importantísimo porque eso sí es nuestro. No creas que es fácil...

En Cuba, para mantener la televisión funcionando, por ejemplo, hay que poner muchísimas películas norteamericanas, y esas películas han invadido al mundo como su modo de vida, con sus héroes, incluso hasta con esas relaciones amorosas tan norteamericanas, pero también uno puede ser mucho más efectivo si es más inteligente y se roba películas, porque hay que robarlas. Nosotros vemos películas iraníes por ejemplo, y suelen ser buenas, seguramente son escogidas. El ritmo de las películas de muchos países no es el ritmo norteamericano que te va volviendo tonto, y si no es rápida la edición ya tú no lo aceptas porque te parece muy lento, y es que están traficando contigo. Nosotros tenemos que tener una lucha cultural en ese terreno, por ejemplo, tenemos que ser capaces, cuando pasa un problema, de informarlo inmediatamente y no esperar a que sean medios extranjeros los que le informen al cubano porque ahí perdemos; porque, claro, siempre van a ser tendenciosos. Es natural, son nuestros enemigos.

(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº90 - Julio 2010)