Cuadernos de viaje

¡Leven anclas! ¡Suelten amarras! ¡Desplieguen las velas! Otro viaje ha comenzado por las embravecidas aguas de la prensa gráfica local. Y los mares que surcamos hoy a bordo de nuestra humilde goleta van llenando de anotaciones esta desprolija y apurada bitácora aventurera. Sudestada, de viaje, otra vez. Como desde hace seis años y pico. De la única forma que entendemos la cultura: en movimiento, sin lastres; de viaje para encontrarnos a nosotros mismos en parajes desconocidos; para cruzarnos con nuevos amigos y otros tantos enemigos; para comprender mejor aquello que intentamos registrar con nuestras propias manos, en estas páginas.

En esta edición, elegimos transitar el sendero de una experiencia única de organización y resistencia popular: la del Movimiento Campesino de Santiago del Estero. También pusimos proa hasta divisar la frontera verde y litoraleña de Mburucuyá, la capital del chamamé, en Corrientes. Y por si fuera poco, eludiendo icebergs inoportunos, elegimos acercarnos un poco más a la crónica de otros viajeros infatigables de la historia: la de Tania, una argentina que supo recorrer Alemania, Cuba y Bolivia antes de detener su travesía en el cruce eterno de un río. O la de un joven Ernesto Guevara: nadie mejor que él para conocer los laberintos del desplazamiento perpetuo, de la movilidad constante, fatigando los caminos de América y del mundo. También hay tiempo para escuchar las voces urgentes de otros peregrinos: la del trovador santafesino Jorge Fandermole; o viajar al pasado para conocer y recordar a Javier Heraud, poeta peruano y trotamundos, y a otra Buenos Aires: la de un tango que en sus letras también reflejaba las complejidades de su tiempo.

Y en el mismo viaje, invitados por la aventura, suben a bordo los lectores, fieles seguidores y nuevos interesados que se suman, sedientos náufragos de un tiempo con poco para leer y muchas islas desiertas. Allí, en el puerto azarozo donde llevamos nuestro cargamento de revistas, nos reciben amigos de Mar del Plata, Tandil, Los Toldos, San Clemente, San Nicolás y tantos otros destinos donde llega, infatigable, algún retazo de esta historia. Nos separan algunas páginas, algunos litros de tinta; pero nos une un mismo interés, una búsqueda similar, una curiosidad repetida.

Después están, claro, los otros. Los que buscan romper la quilla, tajear las velas o reventar las calderas. Sin saberlo, ellos también nos empujan a seguir en este viaje interminable, a bordo de esta frágil revancha que nos permite recorrer y conocer, por decisión y por necesidad, todas las estaciones del conurbano, todas las calles céntricas, algunas ferias provinciales.

No demoremos más la partida. Otro viaje nos desafía, a un lado y al otro de estas páginas. Bienvenidos a bordo de esta aventura...