Desde el primer número de nuestra publicación intentamos (y no siempre conseguimos), aportar con humildad nuestra voz a un escenario de discusión de ideas que aparece difuso, postergado y contradictorio en el presente.
A través de crónicas del pasado intentamos aclarar el panorama de lo que está pasando hoy; a partir de recorrer detalles en la vida de ciertos personajes buscamos encontrar la punta del ovillo en este laberinto de ídolos con pies de barro y de proyectos que se esfuman en sus propias sombras. Pero con algunas premisas básicas: corriendo de los dogmas como de la peste, eludiendo el panfleto, apostando por la discusión de ideas pero sin subestimar nunca al lector con bajadas de línea o con posturas que cierran cualquier atisbo de debate. Tampoco sin creerse el abstracto mentiroso de una "amplitud" que siempre aparece naturalmente limitada por las ideas, los gustos y las certezas de quienes construimos, mes a mes, esta publicación.
Lejos del consenso y los grandes acuerdos, la redacción de Sudestada es más bien un punto de encuentro de líneas que se cruzan y, más de una vez, chocan entre sí o se contraponen. Pero el objetivo es compartido por todos, cada uno sabe bien aquél error en el que no podemos incurrir: no hacemos una revista para una secta ni para un grupo de elegidos, no escribimos, ni diagra-mamos, ni distribuimos, ni difundimos un producto acabado, vertical, orgánico, sino más bien todo lo contrario: una revista, una voz que parte de investigar, de entrevistar o de narrar con las libertades del caso, pero que sabe alimentarse de la diversidad y que conoce la riqueza de no cerrar las puertas, de abrirse al debate y, también, de no ceder ni un paso en nuestras convicciones.
Por ello quizás pueda sorprender una tapa con León Trotsky ahora, como antes fueron el Che Guevara, el anarquismo, el zapatismo o la actualidad de la Revolución en Cuba. Pero nada habla mejor de nuestra identidad que la elección de cada temática: desarrollamos lo que nos interesa, indagamos lo que nos intriga, rescatamos aquello que considermos imprescindible, soslayamos todo lo que leemos todos los días, la multitud de nada que aparece en los medios y que aquí no tiene lugar.
No hay contradicción entonces; simplemente la seguridad de haber encontrado un camino para reflejar para afuera todo aquello que nos sucede por adentro. Simplemente, la certeza de no estar andando por ahí con ganas de convencer a todos, sino la satisfacción de compartir con los lectores esas pasiones, incógnitas o fantasías que invaden la redacción y, también, estas páginas, borradores de una historia que todavía está por escribirse.
El colectivo de Revista Sudestada esta integrado por Ignacio Portela, Hugo Montero, Walter Marini, Leandro Albani, Martín Latorraca, Pablo Fernández y Repo Bandini.
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