¿Alguien sabe para qué sirve un editorial? Veamos...: desde nuestra perspectiva, su utilidad puede hallarse en tres planos diferentes: En primer lugar, para sentar una posición definida ante determinada problemática, una respuesta de los que hacemos esta publicación ante algún suceso en particular. En segundo lugar, es la intención de acercar al lector a la cocina de la publicación, abrir un poco la intimidad del cómo se produce día a día esta revista para que los amigos lectores puedan tener una idea más general de los problemas, las satisfacciones y las tristezas que se generan del otro lado de estas páginas. Y por último, algo mucho más personal, más nuestro. Un editorial puede servir para decirnos cosas a nosotros mismos, para levantar los ánimos o para variar el rumbo.
Bueno, un poco de todo esto tiene este texto que sigue ojos abajo. En todo caso, disculpe, amigo lector, el chiste interno, los códigos y esas cosas que también tienen mucho que ver con Sudestada desde el comienzo.
Che, hay que confirmar la biblioteca para la actividad de Polo; sí, bueno, pero hay que terminar de preparar el suplemento de Walsh, hay que llamar al Maska por los dibujos; che, vieron lo de Fiorito por Crónica, hay que hacer algo; bueno, vamos el jueves, después de llamar a Rivera; se acabó el papel ilustración y nos va a salir como 100 pesos más; ¿confirmó De Santis que viene a la actividad?; estaría bueno un antihéroes de Yupanqui; sí, pero habría que prepararlo bien; para mí a agosto no llegamos; lástima los errores de ortografía del último número; ¿cómo va el Congreso de la Cultura, confirmamos la mesa?; ¿se vendió bien el suple de Walsh?; más o menos; ¿cómo vamos a Fiorito?, ¿quién llama al fotógrafo? Vamos en la citronave, debe quedar cerca del Riachuelo.
Para lo de Polo es una docena de empanadas cada uno; organicemos un fulbito en la semana; che, hay que ir a vender revistas a las obras; me gustó la nota de Budge, la verdad muy buena; habría que llevar la revista a Capital; hay una mala noticia: se rompió la máquina, dejó de andar; no te puedo creer, estamos orinados por un tiranosaurio; ¿y los volantes de Polo?, ¿no hay forma de zafar y no tener que pagar las fotocopias?; parece que no; gusto raro tiene la yerba Piporé esa, ¿no había otra?; no llegamos, no llegamos con la plata; quedó bastante firme el inodoro, ¿no?; che, ¿ponemos al boxitracio en la publicidad?, no tiene nada que ver... y bueno, dale, nos vemos el jueves en Sáenz, listo; listo quedamos así.
Bueno, ahí está, dejamos el micrófono abierto durante un par de días en nuestra redacción y un poco de todo esto fue lo que se escuchó tras bastidores, como suele decirse.
Es raro, muy raro tener que escribir esto. Llevamos 10 ediciones de Sudestada y falta muy poquito para que cumplamos un año en la calle (y un año muy particular, muy complicado para todos). Que no hablemos de las dificultades económicas que soportamos para subsistir no significa que no las tengamos, sólo que entendemos que no es algo que interese al lector, que lo inquiete. Pero los problemas existen.
Transitar el camino que elegimos representaba elegir los riesgos, conocer las dificultades; pero también vaticinar algunos golpes de suerte, otras tantas alegrías.
Toda esta mezcla, este cambalache divertido y apocalíptico sirve para dibujar, mes a mes, los contornos de nuestra humilde revista, en nuestro casi primer aniversario de historia en la calle. Sin mucho ruido, despacito, chocando con paredes conocidas, vamos enderezando el piolín de nuestro barrilete rebelde. Calavera no chilla. Y así, mezclando citronaves cuatro por cuatro recorriendo calles de tierra, boxitracios antiquísimos saludando en publicidades, Rigatusos indignados enviados al rincón por amargos y por negativos. Así, tapados de laburo hasta acá, sin un mango en los bolsillos, pero repletos de pájaros en la cabeza (como dice un amigo español), es que seguimos adelante. Buscando, buscando, buscando...
Algo hay que decir.
Al cierre de esta edición, se produjeron los incidentes por todos conocidos durante una movilización encabezada por trabajadores desocupados. El asesino accionar policial, que dejó un saldo de dos personas muertas, no sólo confirma la derechización que se viene dando en los últimos días; sino también ratificó el papel vergonzante de los medios de comunicación comerciales, que ocultaron pruebas vitales que confirman la responsabilidad de los uniformados en las muertes. Si bien nuestra revista no se maneja con el rigor de la actualidad, no podemos dejar de decir algo ante este proceso represivo que se acentúa por estas horas.
El colectivo de Revista Sudestada esta integrado por Ignacio Portela, Hugo Montero, Walter Marini, Leandro Albani, Martín Latorraca, Pablo Fernández y Repo Bandini.
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