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Plástica

Carlos Alonso y "Hay que comer"

Entre caníbales La carne como el protagonista principal de la última exposición de Carlos Alonso en Buenos Aires. La carne como el nexo que habla de un país atravesado por el espanto y la miseria, elementos de un pasado muy presente retratados por el pincel del artista mendocino.

Apenas uno ingresa a la sala de exposiciones se encuentra con "La Lección de Anatomía", un cuerpo desangrado, varios sujetos a su alrededor observando sus entrañas abiertas, un soldado custodiando la puerta, varios de ellos con una actitud de triunfo. Es el cuerpo inerte del Che Guevara el que yace sobre la mesa de operaciones ante la mirada de matarifes, soldados y médicos. Luego la vista se dirige hacia los peones de El matadero, donde las figuras del hombre y de las reses conforman un único cuerpo, no hay límite entre una figura y otra. Más adelante, de los guinches de una carnicería cuelgan igualmente cuartos de res y partes humanas. Los amantes son llevados en camillas, contra su voluntad, por asesinos de zapatos lujosos, vestidos de enfermeros, con sus entrañas visibles y sus miradas frías. La muerte aparece entre los "descarados", bajo una bandera argentina sostenida por militares sin cara, al tiempo que esos mismos rostros del poder ausentes se reflejan, a veces, en una mesa perfectamente lustrada desde donde los descarados hablan. El gris es el color del exilio, de los que no están. Todo se trasforma en una gran carnicería por donde se pasean y bailan poderosos victimarios sobre charcos de sangre, para culminar en una gran orgía de gente bien y sangre derramada bajo una camisa militar.

"Hay que comer", titula Carlos Alonso y expone en la Buenos Aires de 2004 una retrospectiva de su obra, que comprende su trabajo entre 1965 y 1978, allí donde insinúa la constante estructura de opresores y oprimidos; grupos de poder y humildes interactuando en el mismo escenario. La carne es el tema elegido, la preciada carne argentina una vez más es la mercancía más cotizada. La carne de la vaca, la carne del obrero, la carne del pueblo, la carne del oprimido van dando continuidad al sentido que Carlos Alonso quiso dar como metáfora del país donde "el cuerpo es territorio de denuncia".

La exposición, que se desarrolló hasta el 30 de junio en la Universidad de Tres de Febrero, fue seleccionada por el mismo artista como testimonio de su importante compromiso político, cuyo eje intenta ver y hacer notar que esos mismo grupos de poder de los que hablaba años atrás, están hoy tan vigentes como en ese entonces. En una conferencia en 1976 Alonso explicaba que trató de "reflejar todos estos personajes, todo ese mundo ligado a una economía que también esta ligada a una forma cultural. Allí estaban desde la Sociedad Rural hasta las carnicerías, achicando los espacios, mezclándolos casi como los mataderos (...) donde la anatomía húmeda y la anatomía de la vaca , y la sangre de la vaca y la sangre del hombre, están a veces en un mismo nivel de mercado y de precio".

En las sagas escogidas, 'Hay que Comer', 'La Lección de Anatomía', 'Diván-vaca', 'Los rostros del Poder', 'Mal de Amores', y una serie de ilustraciones que hizo para El matadero, de Esteban Echeverría, es posible percibir un mensaje particular, el de cada pintura y su testimonio explícito, y un sentido general que postula la ironía, el despilfarro, las grandes fiestas del poder, personificado en figuras humanas sin rostros, iluminadas; y la opresión de los sectores humildes, a los que se los ubica al mismo nivel que la carne de vaca, y hasta los fusiona, en algunas ocasiones, con el cuerpo del animal...

La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº30

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Autor

Elizabeth Van Perdek