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Entrevistas

Las últimas notas

El de las últimas entrevistas a Julio Cortázar es casi un subgénero del periodismo criollo. Al menos tres notas al escritor se disputan el dudoso mérito de haber sido las últimas que concedió Julio antes de partir de Buenos Aires. Del presente de Nicaragua y Cuba al proceso democrático argentino. Del retorno de los exiliados al debate sobre el compromiso y la literatura, pasando por Borges, la Dictadura y una sentencia feroz: "Ésta es la última oportunidad que tenemos". A continuación, algunas de las respuestas concluyentes de un agudo observador de la realidad en cada una de esas entrevistas finales.

Hay una imagen que José Muñoz no dibujó todavía. Quizá haya sido un sueño, tal vez una revelación. Nos cuenta a la distancia, vía correo electrónico, una escena imaginada de improviso, en mitad de una entrevista pautada con Sudestada, sobre un trabajo gráfico que aún no se conoce en Argentina. José Muñoz imagina una tarde calurosa de su infancia, allá por Villa del Parque, frente a las vías del San Martín y a pocos metros de la calle Bolivia 2743, "donde estaba ubicado el patio de mi alma", apunta. No muy lejos, en el barrio Agronomía (vivía en la calle Artigas 3246), pasaba sus días un joven alto y desgarbado con tendencia a arrastrar las erre hasta confundir sus palabras con el ronroneo de un gato. "Estábamos muy cerquita. Me imagino entonces que en 1951, un tibio día de otoño, estoy jugando a la pelota en la vereda soleada y reviento la de gajos con un voleo entusiasta. La pelota se va recontra lejos y el joven Julio, que justo pasaba por allí, ya yéndose para París, me la devuelve de un puntinazo"...

Más allá de la cercanía geográfica, la escena que la imaginación de Muñoz recrea permite establecer otro tipo de vínculo. Cortázar, de alguna manera, le pasa otra vez la pelota al pibe José, como esa tarde. Y José aprovecha el pase justo, medido, para disparar la pasión y las ganas en una serie de ilustraciones de extraordinario valor narrativo (el blanco y negro de sus dibujos cuentan otra historia, también) que terminan sintetizando las palabras de Julio en su relato más singular: "El perseguidor". Las ilustraciones pertenecen a un libro de edición reciente en España, a cargo del sello Libros del Zorro rojo (que ya había editado otro gran relato ilustrado por Muñoz, "Las fieras cómplices", del también rioplatense Horacio Quiroga), que permite confirmar las muchas verdades que en los ámbitos especializados en historieta se dicen sobre el trabajo de José Muñoz.

En compañía de otro grande, el guionista y escritor Carlos Sampayo, Muñoz urdió la trama de una de las historietas emblemáticas de los años 80 en Europa (aunque el origen del personaje data de 1975), la del detective neoyorquino Alack Sinner, pero también versiones gráficas insoslayables del cómic contemporáneo, como Sudor sudaca, Europa en llamas y las dedicadas a Billie Holliday y a Carlos Gardel, que se publica por estos días en Francia. El impacto del blanco y negro como un cross a la mandíbula del lector, heredado por la influencia del maestro Alberto Breccia y la devota admiración por Hugo Pratt desde siempre; el estilo despojado de un dibujo que apela a las sombras para algo más que definir contornos, la textura del policial negro flotando en cada viñeta, se condensan en el dibujo de Muñoz desde hace décadas. "Entinto groseramente y luego perfilo con el blanco. Soy un pintor de blanco sobre los errores negros. Cuando pongo el blanco, siento que limpio, que doy luz", detalla sobre un dibujo que generó imitadores en varios continentes y hasta algún plagiador descarado en Estados Unidos...

La nota completa en la edición Sudestada de colección #1 -
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El colectivo de Revista Sudestada esta integrado por Ignacio Portela, Hugo Montero, Walter Marini, Leandro Albani, Martín Latorraca, Pablo Fernández y Repo Bandini.