Es difícil confundir la voz de Quique Pesoa después de tantos años de escucharla en el aire. Siempre de frente, tomando una postura clara en cada opinión, es hoy uno de los pocos que se animan a enfrentar la hegemonía de los medios.
En los estudios de Radio Ciudad, boina en mano, agradeciendo felicitaciones y con tranco apurado, Quique Pesoa nos recibió luego de terminar "En la vereda", su habitual espacio radial; y nos dio un poco de su particular visión de la radio y de los medios en la actualidad...
La idea es que nos cuentes cómo es hacer radio durante tanto tiempo, ¿qué sentís que vale la pena hacer ahora?
Bueno, yo creo que a través del tiempo, en uno y en los demás, se van estableciendo distintos porqué. Digo esto porque hay un devenir histórico en el
que los medios tienen roles que van cambiando, roles distintos. Hay medios que se han inventado a sí mismos como mero entretenimiento.
Por ejemplo, la televisión, que lo ha hecho generalmente para zafar de su función educativa, informativa, de su seriedad. Seriedad en el mejor de los sentidos, sin ponernos solemnes. Seriedad de lo que significa un medio de comunicación tan poderoso como la televisión; un medio donde un mensaje enviado llega como un misil más que como un mensaje, con una precisión, con una claridad, con una nitidez. El tipo que la está mirando, lo hace con una atención que en la radio no existe, en el diario tampoco. No hay otro medio tan completo ni que absorba los sentidos como la televisión. En este sentido, en la radio hay más diversidad de cosas; es un medio más pobre, y la misma pobreza la protege; nadie se está mordiendo los codos para apoderarse de una radio, sí de un canal, sí de un diario.
La radio es una especie de pariente pobre, como la gendarmería del ejército. Y esto nos deja un poco en paz, un poco tranquilos. Se hace mucha pelotudez, mucha huevada, mucho programa carente de contenido, mucho programa para entretener.
¿Y vos cómo te sentís con lo que estás haciendo?
Yo estoy haciendo esto por que me nace hacerlo, porque tengo decisión de hacerlo. Este programa se hace en esta radio (Ciudad), que ha sido muy castigada, a la cual se le sacó la mejor frecuencia, la 710, la que se afanaron entre Hadad, Tinelli, Salvi y Sofovich; todos tipos que ahora sonríen a través de los medios, una manga de ladrones que se quedaron con lo mejor de esta radio, su frecuencia. Y la confinaron a la AM 1110, con una antena puesta en Maschwitz, que se escucha más por ahí que en la Capital.
Bueno, con todas estas dificultades, es la radio que tenemos, que hacemos hace dos años, donde puedo decir lo que quiero y como quiero. No he recibido ningún condicionamiento.
¿Ni cuándo cayó la Alianza?
No, de nada, ningún condicionamiento. No he recibido ningún llamado ni de Ibarra ni de nadie, legislador, ni del director de la radio, que es Badía. Algún bife se habrá comido, se lo comió, y no me lo ha contado. Pero nunca me llamó para decirme "mirá, sería conveniente..."; nada, ni un consejo amistoso. Me dijo que arme un programa; entonces armé uno, puse a la gente que quise, que me acompañó siempre. Con total soltura, sin herencia pesada. Esto hay que valorizarlo. En tiempos de multimedios, de censura por el lado de "te dejo sin laburo", que es mucho más terrible que apuntarte con un revólver. Digo, la radio no sé cómo está en general, porque no escucho radio, ni consumo televisión; leo un diario a la mañana. Antes leía varios, pero he decidido que puedo sobrevivir sin ver televisión, sin radio y leyendo un sólo diario. Y no me transformé por eso en una especie de lobizón ni tampoco en un OVNI. Sigo adelante con esto y me va bien, y digo ya ésta, es esto lo que tengo que hacer.
Leo Página 12, tengo mis ideas, casi todas más para la izquierda, lo digo. No ocultamos línea ideológica, no nos hacemos los objetivos ni juntamos las manitos como Mariano Grondona y dejamos hablar a tirios y a troyanos, a buenos y malos. Nosotros estamos en esta vereda. Al programa lo llamamos "En la vereda". En esta vereda debería haberse llamado, porque a medida que va pasando el tiempo te vas poniendo -hasta te diría- menos pluralista. Porque el pluralismo te hace perder cierta especificidad en el mensaje; terminás siendo tan pluralista que terminas siendo un boludo, porque no se sabe qué estás diciendo desde ese pluralismo, si te estás ocultando en esa supuesta objetividad periodística.
Imagino que no estarás muy de acuerdo con el papel que jugó el periodismo en este período de crisis.
El periodismo en general está al centro y a la derecha, si establecemos una especie de línea. Poco ha cambiado. Hay poco periodismo de izquierda, preocupado por los derechos humanos. Si no, hojeá La Nación, escuchá Radio Mitre, mirá Canal 13, y cuando cambian es porque le conviene a su propio negocio. A veces, dan un viraje y entrevistan a Pérez Esquivel, esto es así. Y cuando se dan cuenta de que se quedan demasiado afuera de algo, lo corrigen rápidamente, no tienen ningún empacho. En general, el periodismo es esto. Hay salvedades, excepciones, que hacen otro periodismo.
(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada N°11)