Nada mejor que la escuela para exterminar el placer de la lectura. Nada más efectivo que la mirada escolástica, insípida, hueca y tediosa, para proponerles a los pibes alejarse lo más rápido posible de esos ladrillazos con forma de libros y ponerse a hacer cosas más entretenidas. ¿Cómo es posible entender que los docentes persistan en exigir lecturas como "Mi planta naranja lima" o la insoportable novela "El visitante"? ¿Qué turbio acuerdo existe entre los responsables educativos y ese puñado de autores que sigue cobrando durante décadas los beneficios de sus derechos de autor gracias a las obligaciones escolares? Pero eso no es todo, veamos qué sucede cuando los modernos ideólogos de los programas escolares deciden "renovarse".
Proponen, por caso, la lectura de algunos títulos del filósofo español Fernando Savater, de enorme éxito editorial en nuestro país, vaya a saber uno bien por qué. Una de las razones es, sin duda, la exigencia de los docentes. Apuntemos, simplemente, algunas breves líneas del título "Política para Amador", que viene a ser un recorrido histórico que arma el señor filósofo para su hijo. "En el Manifiesto Comunista se encuentran, entre exabruptos mesiánicos menos aprovechables (¡?), reivindicaciones sensatísimas para su época: la propiedad pública de ferrocarriles y comunicaciones, el impuesto progresivo sobre la renta, la abolición del trabajo infantil, la enseñanza gratuita y el pleno empleo. Son objetivos en muchos casos hoy ya conseguidos (¿!!?), escribe, sin rubores, el amigo español. Uno realmente se siente tentado de recomendarle al hijo de Savater que ni se atreva a viajar nunca a Buenos Aires (ni a ninguna otra ciudad tercermundista) porque, en ese caso, no sabemos bien qué podría hacer con los libros de su padre. Además de una infaltable crítica a los países que experimentaron procesos no capitalistas en la historia universal, el muy posmoderno, verdadero abanderado del sentido común y las frases hechas, Savater se burla de Marx y de aquellos que plantearon alguna vez la inconveniencia de pertenecer al mundo del subdesarrollo: "La explicación más habitual a esta situación es que los países ricos, por medio del colonialismo y el imperialismo, han explotado a las naciones pobres y las han reducido a una forzada miseria. Francamente esta explicación me parece una simpleza. (...) El comercio con las grandes multinacionales capitalistas no ha contribuido a la ruina de esos países"...
Estos textos leen hoy miles de estudiantes en nuestro país. Esta mirada histórica es la que se impone hoy en las aulas. Esta basura es la que obligan a consumir las brillantes usinas ideológicas del sistema educativo, muy progresistas ellas.
La verdad, dan ganas de ponerse a leer, de vuelta, "Mi planta naranja lima"...
El colectivo de Revista Sudestada esta integrado por Ignacio Portela, Hugo Montero, Walter Marini, Leandro Albani, Martín Latorraca, Pablo Fernández y Repo Bandini.
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