Narrador singular, defensor de luchadores y derrotados, lector feroz de la realidad, impiadoso observador del pasado argentino, Andrés Rivera supo construir una identidad como escritor que fue más allá de su obra y alcanzó su propia vida. En este retrato personal y narrativo, Rivera emerge en todas sus facetas
"Hombres como yo han sido derrotados, más de una vez, por irrumpir en el escenario de la historia antes de que suene su turno. Esos hombres, que fueron más lejos que nadie, en menos tiempo que nadie, ingresaron al mundo del silencio y la clandestinidad: esperan que el apuntador les anuncie, por fin, que sus relojes están en hora. Pero hombres como yo, cualquiera sea la hora de sus relojes, no tienen la malsana costumbre de olvidar a sus enemigos..."
Fragmento de "La Revolución es un sueño eterno"
Narrador singular, defensor de luchadores y derrotados, lector feroz de la realidad, impiadoso observador del pasado argentino, Andrés Rivera supo construir una identidad como escritor que fue más allá de su obra y alcanzó su propia vida. En este retrato personal y narrativo, Rivera emerge en todas sus facetas: su derrotero familiar, su pasado como obrero textil, su militancia política, su compromiso con el sueño revolucionario, la irrupción de la literatura como herramienta, la construcción de su identidad como narrador, su impronta como francotirador de la tragedia cotidiana de este pedazo de mundo.
Si su estilo está marcado por la brevedad y la contundencia, esta semblanza describe cada etapa de su vida con una fortaleza similar. Lejos de las poses, Rivera comprendió que la literatura también es un arma contra los explotadores. Entre biografía y recorrido por su obra, este libro se propone recuperar el jadeo de la respiración de un escritor talentoso y de un intelectual implacable.