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Editorial

Salud, sólo para el brindis

A nadie le gusta que se le rían en la cara. Sin embargo, esta verdad no parece aplicarse en el caso de la política de traje, aire acondicionado y cómodos sillones. Al ingresar a cualquier página web de un organismo o institución pública, sea de provincia o nación, puede vislumbrarse por detrás de los rostros de los funcionarios una mueca falsa, burlona, como acostumbran posar en los carteles publicitarios previos a una campaña electoral. En sus páginas, las instalaciones de las fotos se ven relucientes, los hospitales dignos de aplauso, los guardapolvos impecables con docentes sonrientes, las cárceles tan limpias que no parecen presidios. Pero fuera de las páginas web está la verdad, la realidad que no está en la agenda.

El ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Alejandro Collia, es un ejemplo de cómo un funcionario de escasa visibilidad se mueve sin problemas por este mundo maquillado. Le gusta la tecnología, maneja Twitter y dedica gran parte de su tiempo a "informar" sus actividades: "Termino de comer un asado con los compañeros concejales del FPV de Punta Alta", "Feliz día a todos los enfermeros y nuestro reconocimiento a su importante rol en el equipo de salud" o "Buen día a todos Feliz día de la lealtad", son algunos de sus mensajes. No hace falta buscar: no hay nada en sus tweets sobre la precariedad de las instituciones, ni acerca de la disconformidad de los trabajadores de la salud en el arreglo de paritarias, tampoco del manejo fraudulento en las partidas millonarias para invertir en equipamiento que se pierden por el camino. Es algo natural para ellos, los funcionarios, que al refaccionar un hospital se "gaste" el triple o más de lo necesario, porque en el camino todos se quedan con su parte: desde el intendente de turno, pasando por los directivos de obras públicas hasta llegar a los ministerios. Así se gobierna desde hace décadas en nuestro país y a nadie de la casta política le hace ruido que esto suceda. ¿O alguna vez se escuchó la voz de algún funcionario del oficialismo o la oposición proponer alguna ley o sancionar los manejos turbios de los fondos del Estado?

Sería interesante que el ministro de Salud visite algunos hospitales para verificar el lamentable estado de las instalaciones, muchas de ellas sin refacciones desde hace sesenta años. Por caso, en el hospital "Eva Perón" (ex Castex) de San Martín, provincia de Buenos Aires: las camillas que diariamente trasladan a miles de personas tienen agujeros como coladores y no se reponen desde hace seis años, la mayoría de las camas de hierro dejaron de reclinarse desde vaya a saber cuándo, los insumos son un buen recuerdo de tiempos mejores, las guardias están sobrepasadas de pacientes y dependen de la voluntad y el trabajo de uno o dos profesionales que, si se enferman, ponen en riesgo todo el sistema. Ellos sí dan la cara todos los días, se bancan las puteadas por las largas colas, hacen malabares con lo que no tienen. Ellos, los médicos, enfermeros o de maestranza esperan ansiosos una solución; no un tweet.

La salud es, por ahora, una frase para el brindis de los funcionarios. Para los laburantes, es una cuenta pendiente como lo son el transporte digno y la educación gratuita y de calidad. El problema es que no se vislumbra un cambio sino una continuidad en un proyecto que disfruta cuando transmite "buenas noticias" por la tele, pero que poco se deja ver en la calle a la hora de ir a laburar o cuando una emergencia nos obliga a recurrir a un hospital público.

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