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Entrevista

Tristán Bauer: "El cine es como una enfermedad"

Desde las vivencias de Borges y de Cortázar, o desde la construcción de una historia ambientada en las islas Malvinas, la particular visión del reconocido cineasta argentino del otro lado de la cámara.

Las imágenes inéditas del final de Iluminados por el fuego van pasando por la pequeña pantalla de la máquina, la película que aún está en construcción ya tiene una historia y un final conmovedor. Las islas Malvinas son el frío escenario de una historia que promete dejar su huella en un estreno previsto para el año próximo. Una vez finalizada la entrevista, la secuencia final de la película resulta a la vez cautivante y dolorosa. A un costado, el propio Tristán Bauer nos explica cada detalle de la filmación, como un guía turístico de viaje por su propio celuloide, un viaje que todavía no terminó y cuyos recuerdos empiezan a acumularse en la memoria y en los metros de cinta que van quedando listos para la edición final.

¿Estás en la etapa final del rodaje de Iluminados por el fuego en Santa Cruz?

Sí, nosotros arrancamos el año pasado. Iluminados por el fuego es una película inspirada en un libro de un ex combatiente de Malvinas, Edgardo Esteban. Con él empezamos a trabajar en un guión, todo esto desde una universidad nacional como la de San Martín. Ahí nos fue muy bien con el guión, ya que ganó premios muy importantes en Argentina y en el exterior, lo que nos posibilitó trabajar con una coproducción española. El año pasado fuimos a filmar a las islas, ya que la película muestra dos tiempos: el año 1982 y el presente, que se filmó en Malvinas. Ahora en invierno vamos a filmar a Santa Cruz algunas de las batallas finales...

¿Qué experiencias te dejó filmar en las islas, con los kelpers?

Fue conmovedor, muy conmovedor. Lo que más me impactó de Malvinas fue haber recorrido los campos de batalla, y hoy veinte años después, encontrar borceguíes, cantimploras, cepillos de dientes. Como si de alguna manera esa isla se fuera transformando en un museo del tiempo. Un tiempo casi detenido. Fue muy conmovedor para todos, para el equipo, para Gastón Pauls, que es el protagonista, les pegó muy fuerte. La relación con la población de las islas diría que fue muy profesional, de mucho respeto. Pudimos trabajar muy bien con el equipo de apoyo, que eran isleños, y se ocupaban del transporte.

¿Se complicaron las cosas con los kelpers después de una película como Fuckland?

Fue muy difícil entrar por el tema de esa película. Como se filmó de forma "clandestina", aunque no es ese el término correcto, eso generó al comienzo mucha complicación. Pero después la verdad es que no tuvimos problemas.

¿Cómo te surgió la idea de filmar una historia de Malvinas?

Creo que permanentemente mi cine tiene que ver con eso que dice la canción de León Gieco: "Todo está guardado en la memoria". En mi cine un poco voy hurgando en nuestra historia, en nuestra memoria. Es un camino. Siempre me manejo entre el documental y la ficción, de manera que la estética, la forma de mi trabajo, también sin duda la fuente de inspiración, es la realidad. La estética tiene que ver con una combinación de esos dos lenguajes.

¿Cómo te afectó recorrer las islas?

Siempre el tocar la tierra te cambia la percepción. Enfrentarte con esa realidad, arrodillarte frente a tumbas de soldados argentinos, ver la dinámica del funcionamiento de una sociedad muy pequeña de 1800 habitantes. Desde ahí, pensar la brutalidad por un lado del ejército argentino, y por el otro, la bestialidad del gobierno británico. Podés entender mejor también la guerra con Irak; mejor dicho no fue una guerra. La invasión de la coalición que integraron Inglaterra y Estados Unidos sobre Irak desde esa perspectiva histórica, y desde un lugar que también es interesante. Todo esto me hizo pensar, profundizar, me llevó a meterme cada vez más de cabeza en esta historia.

Tu pregunta es en qué me cambió... No sé si la idea es cambio o profundización, es ver nuestra historia tan dolorosa en la época de la dictadura, en Malvinas, que es parte de esa dictadura, y ver paralelamente la brutalidad con que actúa el colonialismo. Y después ver cómo se resuelve esto. Sin dudas esas islas, ese territorio es nuestro, pero cuando vos te encontrás con un isleño que te dice: "Yo nací acá, mi padre nació acá, mi abuelo y mi bisabuelo también. Por mis venas corre sangre de estas tierras y mi referencia no es la Argentina sino Gran Bretaña". Todo esto genera un debate, un pensamiento que creo que hay que profundizar...


(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada N°20)

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Autor

Hugo Montero, Ignacio Portela