Buscar

Nota de tapa

Nuestro Bayer. El polemista rebelde

Lejos del bronce que distorsiona su voz rebelde y fogosa, elegimos recordar a Bayer como siempre lo sentimos: como un incómodo decidor de verdades, como un luchador irreductible de la ética, como un defensor a muerte de los luchadores y los revolucionarios, como ese polemista feroz que encaró, durante toda su vida, el delicado arte del duelo con sus armas: el pensamiento crítico, la ética y la decisión de vida de ubicarse siempre a la sombra de los rebeldes del mundo. Además, Marcelo Valko arrima un recuerdo entrañable y publicamos un fragmento inédito de una vieja entrevista con el querido Osvaldo.

Coherente, sensible, irreductible, solidario. Osvaldo Bayer dejó sembrado un camino ético que es hoy semilla en su oficio como historiador, pero también en otras facetas de su vida, como la del luchador incansable, la del divertido contador de anécdotas, la del investigador sensible, la del viajero infatigable, la del antagonista de los poderosos. Y de todas las huellas que dejó su paso, elegimos una singular: la del polemista feroz. No, Bayer no se callaba nunca ante las injusticias, y su voz siempre se hizo oír frente a la hipocresía de otros intelectuales o ante la construcción simbólica de lugares comunes al abrigo del poder de turno. En muchas ocasiones, protagonizó esos duelos verbales en la más absoluta soledad política, incluso a contrapelo del momento histórico, en beligerancia contra posturas conciliadoras o miradas contemplativas que siempre asomaban teñidas de oportunismo. No, Osvaldo era fuego en sus polémicas, era una daga filosa contra imaginarios colectivos que llegaban de la mano de esos, los de siempre, aquellos confundidos y esos otros cómplices del fluir de determinadas ideas, cómodas para asumir desde la gerencia de la época. En aquellos enfrentamientos pendencieros, Osvaldo era bravo, siempre armado de argumentos sólidos, pero también de una convicción inflexible, y dejando a su paso ráfagas de humor y de ironía, y también síntesis y lectura de su tiempo.


Contra el héroe de la clase media

De todas las polémicas que lo tuvieron como protagonista, destacamos apenas tres por lo irreverente de su postura, por lo incómodo de su posicionamiento y por la certeza de saberlo duelista apasionado, defensor de luchadores silenciados por la Historia, vindicador de los derrotados que, frente al discurso único del poder, perdían también la esencia de sus ideas detrás de la derrota que marcaba el final de su camino de lucha.

Como cuando se atrevió a confrontar a Ernesto Sabato. No fue en cualquier contexto, lo hizo en enero de 1985, cuando Sabato era el intelectual orgánico preferido de la primavera alfonsinista, el rostro de la Conadep y de la ética adoptado por un sector social que pretendía dejar atrás los años del genocidio militar sin reparar en complicidades civiles, sin atender el daño generado a una generación de jóvenes rebeldes, aferrándose a la Teoría de los Dos Demonios como atajo para limpiarse el barro del silencio, la connivencia o la inacción durante la más sangrienta dictadura militar en Argentina. Ahí estuvo Osvaldo, desde las páginas del periódico de las Madres de Plaza de Mayo, para cuestionar abiertamente a Sabato por su defensa de monseñor Pio Laghi, uno de los sacerdotes de una Iglesia que formó parte y fue vital en el entramado del terrorismo de Estado de los años setenta...




(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada... ¿Por qué publicamos apenas un fragmento de cada artículo? Porque la subsistencia de Sudestada depende en un 100 por ciento de la venta y de la confianza con sus lectores, no recibimos subsidios ni pauta alguna, de modo que la venta directa garantiza que nuestra publicación siga en las calles. Gracias por comprender)

Comentarios

Sudestada
Autor

Sudestada

El colectivo de Revista Sudestada esta integrado por Ignacio Portela, Hugo Montero, Walter Marini, Leandro Albani, Martín Latorraca, Pablo Fernández y Repo Bandini.