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Entrevista

Las aventuras del Capitán Makaroff

Desconocido por gran parte del público porteño, el argentino Sergio Makaroff es autor de canciones que otros artistas como Andrés Calamaro, Los Tipitos o Ariel Rot hicieron populares. Un intercambio de sensaciones a través de la pantalla fría de internet con el cantante que mejor peina su bigote.

Cuando nuestra publicación daba sus primeros pasos, circulaba por la redacción un cassette con defectuoso sonido que hacía las veces de música de fondo para los cierres de la revista. Poco a poco, el álbum en cuestión fue captando más adeptos dentro del consejo de redacción. Ese puñado de canciones formaban parte de un universo que combinaba el humor y la poesía con melodías pegajosas. El cassette, que sufría en los cabezales del equipo "Hibachi" de la redacción, era Un hombre feo, tercer álbum de Sergio Makaroff, músico argentino radicado en Barcelona desde mediados de los años setenta. A partir de aquel momento, quedó pendiente la entrevista con Makaroff, quien mediante una infinidad de correos electrónicos fue saneando nuestras inquietudes. De Sergio se sabe que nació en Buenos Aires en diciembre de 1951 y desde muy chico se dedicó a componer. Antes que nada es un músico gracioso.

Su primera canción la creó en 1968, a los 17, y la cantó en la prueba del musical Hair. Por ese entonces vestía como una estrella de rock. "Una vez, junto a una compañera nos llevaron a un programa de televisión a hablar de los hippies. Y enfrente nos pusieron una parejita normal. Eran Charly García y María Rosa Yorio. Él todavía no había grabado ningún disco y su mamá, que era productora, lo había puesto ahí... Después hice un dúo con mi hermano llamado Los Hermanos Makaroff. Nos convertimos en quinteto junto a Juan Carlos "Negro" Tordó en la batería, Gustavo Donés en el bajo y la guitarra, y Claudio Durán en la guitarra y el bajo. Antes de ampliar la banda grabamos el "Rock del Ascensor" con Charly García, Nito Mestre, David Lebón y Billy Bond, entre otros", explica Sergio sobre sus primeros encuentros con la música.

¿La decisión de emigrar del país en 1978 tuvo que ver con la dictadura militar?

Tuvo que ver con la situación sociopolítica y con el hecho de que mis amigos Ariel Rot y Alejo Stivel empezaban a triunfar en España con el grupo Tequila, cantando algunos temas míos. Yo era más un hippie-rockero que un militante, pero todo el mundo que conocía estaba implicado en alguna medida en la oposición al régimen. Recuerdo los Falcon verdes sin chapa con las armas saliendo por la ventanilla. Me fui a la mitad del Mundial del '78. Me acuerdo que el día de la final estaba en Ibiza, en la casa de unas holandesas super reventadas. Ellas no sabían que yo era argentino, ni yo que eran holandesas. No nos importaba el fútbol. Prestábamos atención, en cambio, al sexo, las drogas y el rock and roll.

¿Es cierto que fuiste uno de los impulsores de Andrés Calamaro?

Sí. Le vendí su primer amplificador y cuando él lo probó con su teclado pensé: "¡Qué lo parió, cómo toca este pendejo!". Fue por eso que lo recomendé para el grupo Raíces. Le dí un impulso casual. Igualmente Andrés hubiera llegado exactamente al mismo sitio sin conocerme, quizá seis meses más tarde. Su talento era innegable, obvio. Cuando escucho mis temas cantados por Calamaro siento como un escalofrío que me recorre todo el espinazo. Soy transportado a un intersticio interdimensional, a un limbo de temblor y vértigo. Como si viera a Ceferino Namuncurá levitando en la pampa húmeda, rodeado de un halo incandescente. El aire se llena de olor a kinoto.

A pesar de no ser un artista masivo ¿podés vivir de la música?

Soy masivo, si hablamos de la masa de las empanadas. Vivo de la música y el periodismo, a veces también de la publicidad. Trabajé de todo un poco en mi vida. Pero poco. Lo mío es la contemplación y el rascado de huevos. Generalmente combino ambas disciplinas, aunque resulta agotador. Pero yo soy así: determinado, voluntarioso, tenaz, consecuente. También un poco frastraslafra.

A lo lejos

Al poco tiempo de llegar a España se instaló definitivamente en Barcelona, donde grabó Tengo una idea, su primer disco solista, álbum que incluyó el tema "Rock del Ascensor", un éxito de Los hermanos Makaroff en el under de los setenta. La crítica no le dio demasiado empuje, por lo que para volver a un estudio de grabación tuvo que esperar unos cuantos años. Recién en 1986 editó La buena vida, en coproducción con Ariel Rot. Nuevamente el disco no tuvo el éxito esperado en las ventas, lo que generó un retiro temporal de la música "profesional", aunque nunca dejó de componer ni de cantar en otros ámbitos más reducidos o acompañando a otros artistas. En 1996 Sergio regresó al ruedo con el álbum Un hombre feo, nuevamente producido artísticamente por Ariel, y con la participación de su hermano Eduardo. Este disco tuvo una gran repercusión en España y se editó en Argentina, impulsado sobre todo por el tema "Tranqui tronqui", en el que genialmente cuenta la historia verídica del robo de su mountain bike: "Me han robado la mountain bike/ fue un Yonky de la Plaza Real/ qué cariño le tenía/ la bici me llevaba y me traía./ Si lo pillo lo machaco/ lo poco que tenga se lo saco/ le coloco un par de mecos/ no me importa si lo dejo seco". En 1988 apareció Rico y famoso, con la participación de Andrés Calamaro y Fito Páez, entre otros. Su último disco, MAKAROFF, fue editado en 2002 y contó con la participación exquisita de Jorge Drexler en el tema "Igual que siempre".

Paralelamente a la música, Sergio desarrolló una carrera en el ámbito periodístico que lo llevó a publicar en infinidad de medios escritos. También colaboró en radio y televisión. En 2001, Andrés Buenafuente, un famoso humorista español, convocó a Sergio para el programa "La cosa nostra", donde cantaba una canción relacionada con el tema tratado en el programa y sostenía un mano a mano con el conductor.

Una voz particular

Que las canciones sean muchas veces autorreferenciales no es una novedad, pero en el caso de Makaroff lo que sorprende es la ironía para retratar ciertas pequeñeces de la cotidianeidad. Desde el robo de su bicicleta hasta una ruptura amorosa sirven de disparadores para crear un universo de diversión: "Qué pasará/ con nuestro amor/ cuando sea rico y famoso./ Si las pibas me atosigan con su acoso/ y me vuelva un egocéntrico asqueroso/ aún me querrás. /No sé, no sé si quiero ser tan rico y tan famoso/ no vendrían mal unos millones/ para comprarme otro par de pantalones", canta en "Rico y famoso", tema que da nombre a su cuarto disco. "Me detuvieron en Bogotá por llevar hojas de coca. En Latinoamérica viajaba de autostop, algunas veces me apuntaron con pistolas pero nunca tuve la impresión de que fueran a disparar. En Barcelona me atracaron con navaja y me quitaron lo que llevaba: una barra de hachís. Le dije al tío que me dejara un porro y accedió", explica Makaroff, aclarando parte de la inspiración del repertorio...

La nota completa en la edición gráfica Nº44

"Sergio es un letrista referente"

por Andrés Calamaro (#)

Sergio Makaroff es un letrista muy importante, un músico valioso, uno de los talentos desconocidos más importantes del puente Buenos Aires-Barcelona. Para mí y para Ariel Rot fue un guía, una inspiración, un letrista referente, como hoy lo pueden ser el "Indio" Solari, Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat o mis primos de Los poetas de la zurda. Es ante todo un gran amigo, uno de esos artistas no reconocidos por los grandes medios, pero que viven el arte en las cosas cotidianas y así sobreviven a la injusticia que se comete con ellos al no ser reconocidos en su justa medida poética. Además, es mi padrino, mi alma mater en este oficio. Yo le debo mucho a "Maka" porque él fue quien me introdujo en Raíces, con quienes toqué mis primeros teclados y grabé mi primer disco a los 16. También me abrió las puertas de su casa y me marcó bastante el camino. Después nos encontramos en Barcelona y la amistad siguió. Pese a que siguen pasando décadas de agua debajo de cada puente, de puentes amarillos. Creo que junto con Marcelo Scornik deberían ser incluídos en la más alta categoría de letristas argentinos (o de este idioma) junto con los poetas del tango. Con un poco más de suerte podría haber sido un Discépolo, pero creo que con su legendario mal carácter optó por ser ciudadano de Barcelona. A él le basta con estar vivo, por lo visto. Tiene una hija que ya debutó en el cine. Es un dandy. Antes tenía una mata de pelo rojo y se lo conocía como "El colorado" o "El gallo". Ahora no. Él me mostró un poco como era la música que valía la pena escuchar, y ese es el mejor consejo que un principiante puede recibir.
A finales de los setenta Sergio usaba los trajes de su abuelo, mitad por elegancia mitad por persecuta, porque era una época brava, bravísima, mortífera, cruel, y Sergio estaba ahí, como yo, sobreviviendo y cantando rock and roll, cantándole al amor, al sexo, a las palabras, como tiene que ser.

(#) Es músico y solista. Integró grupos como Los abuelos de la nada y Los Rodríguez. Su último trabajo editado es El cantante.

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Autor

Ignacio Portela