La trama oculta detrás de la desaparición de los estudiantes en Ayotzinapa. La telaraña de complicidad y connivencia entre el Estado, las fuerzas de seguridad y el narcotráfico. La reacción social discontinua, que a veces estalla en las calles y otras elige el silencio y el miedo. Una realidad que desquicia y transforma a la literatura. Variables de una realidad mexicana que analiza el escritor Paco Ignacio Taibo II desde las entrañas de la bestia.
"Hay una trama en Ayotzinapa que resulta perversa", afirma. "Si la sacas de contexto y la centras en los días en que se produce el acontecimiento, las investigaciones te van llevando a un complicado entrelazamiento de casualidades. ¿Por qué el presidente municipal y su mujer dan la orden? ¿Cuál es la conexión con los grupos narcos, que se vuelven los ejecutores? ¿Cuál es la intervención de la policía, que detiene a los muchachos y luego se los entrega a los narcos, sabiendo que los narcos los van a ajusticiar? O sea, todo es excesivamente incoherente. Para detener a un grupo de muchachos que estaban secuestrando un camión para venir a la ciudad de México... No hay un pecado político mayor. Entonces la pregunta terrible es: ¿Por qué?", se pregunta el escritor Paco Ignacio Taibo.
–Hay un problema de fondo que emerge como contexto del crimen, que es el cierre de las escuelas normales en los últimos veinte años...
–Esa es la clave. La clave está en que por parte del aparato del estado mexicano, se creó un clima de satanización del normalismo rural en el cual todo se valía. Las mentalidades autoritarias y represivas, cuando encuentran determinado contexto, se despliegan: el conflicto está en la satanización del normalismo rural, que es una de las esencias progresistas de la historia de México. Nace con la lógica cardenista de comunidades que designan jóvenes para que vayan a convertirse en maestros a escuelas colocadas en zonas rurales, no demasiado lejanas de su comunidad, en las cuales van a tener alimentación, lugares donde dormir, libros y luego estos estudiantes vuelven como maestros a sus comunidades rurales. No es enviar maestros rurales al campo, es crear maestros rurales enraizados en la comunidad. Entonces, el normalismo es muy bello, tiene un paralelo con las escuelas de agricultura. Contra esto hay un fenómeno de satanización. En los últimos años, el gobierno ha intentado despojar cualquier combatividad del movimiento magisterial –porque es una espina que tienen clavada en el zapato–, e intentar convertirla en una estructura burocrática administrativa. En este clima de satanización puedes colocar los acontecimientos de esas veinte horas y explicar por qué.
Fíjate que todavía no tenemos una declaración del alcalde y de su esposa. Llevan un montón de tiempo detenidos y no hay testimonios... ¿Por qué y a quién le dieron órdenes? No hay testimonio de los policías detenidos. No hay testimonio de los secuestradores asesinos. Entonces qué ocurre: el hecho se presenta, hay un secuestro masivo con dos asesinatos previos y luego lo que hay es el inicio de una serie de cortinas de humo. Al ver que se les había desbordado, se encontraron ante el hecho de un secuestro masivo, muy probablemente con asesinatos y una reacción enorme. Es curioso, habían pasado cosas como estas en México y, sin embargo, aquí hay un detonador: no están los cadáveres. Están secuestrados. Se los llevaron, y la sociedad reacciona ante el "se los llevaron" con "vivos se los llevaron, vivos los queremos". Se volvería el grito de batalla durante años, sigue durante dos años ya. La sociedad reacciona exigiendo la devolución de los muchachos. Desde el punto de vista del Estado, el gran error cometido fue no haber reconocido el origen: que el secuestro está vinculado a un asesinato masivo. Entonces empieza una cadena de cortinas de humo. Las primeras son para reducir la responsabilidad al mínimo. Primero ocho policías, luego, ya, la policía. Más tarde el alcalde, luego la esposa del alcalde… Después, la segunda campaña es: "Algo deberían haber hecho" y empiezan las cortinas de humo cada vez más tenebrosas, manejadas por las mafias que tiene ahí el aparato. La Secretaría de Información va produciendo seudo-información. La primera seudo-información es: "No, no están aquí; están allá". En la medida en que van cubriendo responsabilidades y desviando la investigación para limitarla, se producen las detenciones, y no hay información sobre los detenidos. En México tampoco hay secreto de sumario, o sea, no hay motivos por los cuales no hacer públicas las declaraciones. ¿Cuál fue su implicación, cómo interactuaron? Y luego empieza la segunda fase del basureo mediático, que es: "Algo deberían haber hecho". "Es que el segundo camión transportaba drogas de una banda rival a la de los Rojos. Eso entonces explica porque la intervención de los narcos para…". Entonces dices: no mames, no se la cree nadie...
(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada)
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