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Poesía blindada

Néstor Mux. Ese pájaro desdichado y luminoso

Para ir en busca de todo, para hacer pie en un mundo resbaladizo, para resistir la crueldad y la estupidez humanas, demasiado humanas. Para eso escribe el poeta Néstor Mux, con la serena contundencia de un clásico, con la humildad de un aprendiz.

Allá donde la ciudad de La Plata se estira hacia el este y unos pocos colectivos llegan cansinos desde el centro, donde sobre las casas de ladrillos a la vista y los techos de teja caen las tardes silenciosamente, allí en el Barrio Jardín, lejos del ruido, escribe Néstor Mux sus versos. Con una mirada que privilegia los objetos domésticos sin relevancia aparente, los personajes solitarios y desdichados, viene construyendo una obra que ya lleva casi cincuenta años de vigencia. "Llego a esta edad con la sensación de haberme dedicado a un oficio esmeradamente inútil", dice Mux. Sus lectores opinamos lo contrario.

Su primera publicación fue a los 19 años. Con osadía y timidez le alcanzó sus poemas a Javier Villafañe en busca de una opinión. El comentario nunca llegó, pero un día lo llamaron de la editorial La rosa blindada, ese titán de la historia editorial argentina: querían publicar los poemas que Villafañe les había recomendado. Así salió a la luz La Patria y el invierno, en 1965, título al que se le fueron sumando Nosotros en la tierra (1968), Cartas íntimas para todos (1974), Como quiera que sea (1978), Perros atados (1982). Y la lista sigue. En esos años en que se publicaban tiradas que hoy día resultan inverosímiles, años en que los poetas no tenían necesariamente que pagar para ver sus libros en la calle, Mux publicó gran parte de su obra. No lo calló la dictadura, pero lo que no pudo la dictadura sí lo pudo el menemismo. Durante los diez años de ese carnaval bizarro y cruel en el que se había convertido la Argentina, Mux no publicó, no escribió, ni siquiera leyó. Como alguna vez le contó al poeta y músico Martín Raninqueo: "No tenía fuerzas ni para patear una piedrita".

Pero un día la fuerza volvió, y el regreso fue sin titubeos. En 2004 publicó Papeles a consideración, un libro bellísimo, donde la búsqueda por lo particular y por la síntesis roza la plenitud. Y luego, en 2009, llegó Disculpas del irascible: una antología, a cargo del poeta y editor José María Pallaoro, que reúne poemas nuevos con lo mejor de su obra...


(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº 124 - Noviembre 2013)

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Autor

por Javier Guiamet